El politólogo Alán Barroso se muestra así de contundente contra las 'leyes de concordia' de PP y Vox: "Parece mentira que estemos en 2024"

Madrid

Las 'leyes de concordia' de comunidades autónomas gobernadas por el PP como Aragón, Comunidad Valenciana o Castilla y León han recibido duras críticas por propuestas como la de no obligar a retirar símbolos franquistas, eliminar el mapa de fosas comunes y retirar subvenciones a organizaciones que llevan a cabo tareas en favor de la memoria democrática.

Esta propuesta fue exigida por Vox antes de abandonar los ejecutivos autonómicos a principios del pasado mes de julio y aceptada por el PP, que entró en vigor a principios de julio en Aragón, a principios de abril en Castilla y León y este lunes 26 de agosto en la Comunidad Valenciana.

Estas leyes defienden que "no hay consenso histórico" sobre distintas épocas de la historia de España como la II República, la Guerra Civil y el franquismo, y que las nuevas generaciones han recibido información sesgada sobre estos periodos históricos. Un argumento que no convence al ministro de Política Terrorial y Memoria Democrática de España, Ángel Víctor Torres, para el que estos planteamientos blanquean la dictadura franquista y niegan la existencia del Golpe de Estado del 18 de julio.

Precisamente, por la entrada en vigor de la ley en la Comunidad Valenciana esta semana se ha pronunciado en la mesa de análisis de 'Hora 25' el politólogo Alán Barroso, que ha cargado duramente contra la supuesta concordia que propone el reglamento, que para él niega la existencia de un golpe de Estado y la represión franquista.

"Parece mentira que estemos en 2024 todavía discutiendo de esto. Es habitual que cuando se habla de memoria histórica y reparación, te digan aquello desde ciertas coordenadas ideológicas de 'ya estáis abriendo heridas'. El problema es que nunca se llegaron a cerrar", indica el politólogo en el programa de la Cadena SER.

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Barroso se quiso acordar del asesinato del poeta Federico García Lorca y critica a aquellos que dicen que "murió". "No es que muriese, es que fue asesinado por rojo y maricón. Le pegaron un tiro en el culo y todavía no sabemos dónde está", continúa contundentemente Barroso.

"No estamos hablando de una cosa ideológica ni revancha, estamos hablando de algo que en cualquier otro país sería de sentido común pero aquí por desgracia siguen insistiendo en que fue una guerra entre hermanos, que todos eran malos y que en las guerras ocurren este tipo de cosas", continúa para después afirmar que aquí no es solo una guerra, sino también lo que ocurrió después.

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"Lo que costó décadas conseguir, se puede desmontar en un instante": Pablo Tallón analiza la supuesta ley de concordia valenciana

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"Hubo un golpe de Estado"

Barroso hace hincapié en su discurso en que gran parte de los fusilamientos a los que intenta honrar y recordar la ley de memoria democrática ocurrieron después de la guerra. "Ni siquiera es esa historia que nos hemos contado tantas veces de la que estoy profundamente cansado de la guerra entre hermanos. No, es que hubo un golpe de Estado, que además estuvo apoyado por fuerzas extranjeras, por Hitler y Mussolini y aquí nos dejó una dictadura de 40 años de la que todavía no hemos hecho los deberes", explica el politólogo.

Barroso ha comparado la situación de la memoria histórica en España con la de Europa y considera que sería "totalmente impensable" que se dijera en el mundo que "la II Guerra Mundial fue un evento trágico en el que murió mucha gente y que se cometieron grandísimos errores en los dos bandos". "Claro que hubo cosas terribles, ¿pero alguien tiene algún tipo de duda de quiénes eran los buenos y quiénes los malos?", se pregunta el politólogo.

Para Barroso, en España deberíamos hacer exactamente lo mismo para hablar de la dictadura y la represión franquista. "Estamos hablando de que gente que está enterrada en cunetas se le pueda dar un descanso, que por lo menos los herederos de sus familiares puedan saber donde están, eso no es revancha, es decencia, son derechos humanos y es algo que debería ser sentido común", concluye el politólogo.