"Madrid es una jungla": cómo emanciparse se convierte en misión imposible para los jóvenes

El problema de la vivienda ha cobrado una dimensión política y social en España de gran calibre. Cada vez es más difícil acceder a un piso, tanto en compra como en alquiler, y el problema siempre es el mismo: los altos precios que esto supone. Las grandes ciudades y los municipios turísticos son las localidades que más padecen esta dificultad, ya que la alta demanda provoca que la oferta incremente sus precios de manera considerable, dificultando el acceso a la vivienda hasta hacerla casi misión imposible. Quienes más sufren este problema son los jóvenes. El alto precio de comprar o alquilar una casa se suma a los bajos sueldos que cobran la mayoría de ellos, que en muchas ocasiones se ven obligados a destinar la mitad de su salario a pagar la renta de una habitación, que no de un piso completo. Según el último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud, la edad media con la que los jóvenes se emancipan está en los 30,4 años, y 7 de cada 10 jóvenes que trabajan no pueden emanciparse en España. Una situación que ha denunciado una carta a la directora de El País, que exponía que ha tenido que volver a casa de sus padres después de intentar vivir tres años junto a su pareja en Madrid no ser capaces, entre los dos, de llegar a fin de mes, en la que también se preguntaba que si el problema es de los jóvenes o de una sociedad que no permite a estos iniciar un proyecto vital. Madrid es, junto a Barcelona, la ciudad donde más cuesta el alquiler en España. Según los últimos datos, en julio el precio del alquiler subió un 8,6% respecto a un año antes. Es el segundo incremento más alto de los últimos 12 meses, solo por detrás de junio, cuando se superó la barrera de los 1.000 euros mensuales, mientras que el precio de una habitación sale por 560 euros en Barcelona y 500 euros en Madrid. Además, la edad media de personas que comparten piso ya supera los 30 años. En Hoy por Hoy hemos abordado el problema del alquiler con Lucía, una joven de 24 años que llamó al programa hace unas semanas, cuando ya tratamos este problema. Lucía, que vive y trabaja en Madrid, asegura que la situación de la capital «es una jungla». Ella, pese a tener un trabajo con contrato indefinido y un sueldo superior al salario mínimo, ha tenido que compartir piso con tres personas más. Además, para acceder a esa habitación le han pedido «las tres últimas nóminas y la declaración de la renta de sus padres». Es decir, pese a que podía pagar de sobra la renta, le han pedido avalistas. «Es una situación bastante trágica», según ha definido, y ha calificado a la vivienda como «el gran problema de nuestra generación». Lucía también ha destacado que ella, en Madrid -aunque cree que pasa en toda España-, ha tenido que pagar gastos de agencia, pese a que la ley de vivienda lo prohíbe. «Se supone que los gastos corren por cuenta del propietario, porque a ellos les desgrava, les devuelven el 100% en la declaración de la renta», ha contado. Ella y sus compañeros, cuando la inmobiliaria les pedía esos gastos, siempre lo rechazaban y buscaban otro piso, hasta que se dieron cuenta de que o pasaban por ese «arreglo» o no iban a poder alquilar una vivienda en la capital. «Al final hemos pasado por el aro y hemos pagado los gastos de agencia, a pesar de ser ilegal. Pero es que no hay otra fórmula», ha lamentado. Junto a Lucía ha participado en este tramo de El Abierto de Hoy por Hoy Isabel Fernández Pedrote, compañera del programa, que ha coincidido con la joven en que tienen que pasar un «casting» para alquilar un piso. «Te piden datos personales como una descripción personal de quienes van a alquilar el piso e incluso te reclaman adjuntar una foto para que la vea el propietario», ha relatado. «Y si no estás dispuesta, no pasa nada, porque igual hay 40 personas que han visto el piso y alguna seguro que lo está». «Esa información tú la dejas en manos de agentes inmobiliarios, que le van a presentar a los propietarios una serie de perfiles finalistas y, a partir, eligen», ha explicado Pedrote, recalcando que es como un casting en el que, además, las agencias se quedan las imágenes de los concursos en los que has participado y no has sido elegida. «Poco más y te piden el carnet de donante», ha añadido Lucía, que tuvo que dejar para alquilar su piso actual «una carta de presentación con nuestros hobbies, aficiones y fotos, además de la vida laboral». Todo este proceso hace que te sientas «muy vulnerable», según ha reconocido Pedrote, porque además muchos de los pisos se ven junto a otro grupo de jóvenes o parejas que están dispuestas a pagar la reserva del piso en dinero negro para quedárselo cuanto antes. Además, se da la circunstancia de que tener piso ya alquilado no te asegura el tener vivienda, ya que una vez tu contrato avanza y se va quedando desactualizado respecto a los precios que se pagan en ese momento, muchos propietarios «te echan porque logran subir el alquiler». Pedrote ha puesto el ejemplo de que el piso en el que ella vivía hace un año y del que la propietaria rompió el contrato «ha pasado de costar 1.100 euros a 1.500».

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La vivienda se ha convertido "en el gran problema de nuestra generación": desde pasar un casting a dar datos personales para ser el elegido

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