"¿Realmente es mío el fracaso?": la carta a la directora de 'El País' que denuncia el problema de los jóvenes para emanciparse

El portal Idealista publicó este martes que alquilar una habitación en Barcelona está, de media, en 565 euros. Es la ciudad más cara de España, seguida por Madrid y Palma (500 euros) y, después, por otras como Málaga, Bilbao, Santa Cruz de Tenerife, Pamplona o Valencia (400 euros).

Unos datos que, sumados a los ofrecidos hace unas semanas por el Consejo de la Juventud de España, que indicaban que el salario de una persona joven en España son 1.005 euros al mes, ofrecen un claro problema: la mitad del sueldo de los jóvenes debe destinarse al alquiler, y eso compartiendo piso. El propio Consejo remarcaba independizarse se ha vuelto un objetivo prácticamente imposible para los jóvenes, incluso si trabajan.

Este miércoles, una carta a la directora de El País denuncia precisamente este problema. Adela Domínguez escribe que, con 26 años recién cumplidos, debe volver a vivir con sus padres después de tres años conviviendo con su pareja “en un bajo interior de 50 metros cuadrados en Madrid” en el que vivía de alquiler.

Y es que, según relata, solo el mero hecho de salir a cenar un día les hacía pedir ayudar para llegar a fin de mes, algo de lo que se han cansado, según asegura. Además, enumera todas las acusaciones a las que se enfrenta su generación, como que son “unos egoístas” o “que no queremos formar una familia”, mientras que plantea que por qué nadie se pregunta que por qué los jóvenes no se casan, no compran una casa o no forman una familia.

Domínguez termina su carta con la siguiente pregunta: “¿Realmente es mío el fracaso o es de una sociedad donde cada vez es más difícil iniciar un proyecto de vida?”

Esta es la carta a la directora de El País al completo:

"Acabo de cumplir 26 años y debo volver a vivir con mis padres. Tras tres años sobreviviendo al alquiler de un bajo interior de 50 metros cuadrados en Madrid con mi pareja, nos hemos cansado de pedir ayuda para llegar a fin de mes tras la imprudencia de salir a cenar un día. Tenemos que leer que somos unos egoístas, que no queremos formar una familia. El dedo acusatorio siempre apunta a mi generación, pero nadie piensa en por qué no nos casamos, por qué no compramos casas, por qué no tenemos hijos ¿Realmente es mío el fracaso o es de una sociedad donde cada vez es más difícil iniciar un proyecto de vida?".