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Venecia 2024 | 'Disclaimer', la serie de Alfonso Cuarón y Cate Blanchett sobre los linchamientos y la verdad

El director mexicano se estrena en la series con un thriller psicológico para Apple TV+ que esconde reflexiones interesantes a pesar de estar lleno de trampas y giros

Fotograma de 'Disclaimer' / CEDIDA

Fotograma de 'Disclaimer'

Venecia

En estos tiempos que vivimos hay premura por indagar en cómo se construye la mentira, las persecuciones en redes o se dan por sentadas cosas sin haberlas comprobado. Esa problemática está presente en todos los países, desde Estados Unidos, al borde de un nuevo proceso electoral que se prevé lleno de fake news, o en España donde esta semana el gobierno ha presentado una ley contra los delitos de odio en redes. Ese malestar se vuelca en la ficción más reciente que empieza a abordar cómo afrontar los relatos, la verdad y la mentira. De eso van muchas películas y series que estamos viendo en este Festival de Venecia. De Marco, el film español en Horizontes, a la serie que firma el mexicano Alfonso Cuarón. "Leí el libro e inmediatamente pensé en una película pero no sabía cómo hacerlo porque me resultaba demasiado larga y no era posible. Años después, cuando pude releer la novela, pensé en este formato", decía el cineasta mexicano que ganó aquí el León de Oro con Roma.

Ganador del Oscar con Gravity, el cineasta se alía con Cate Blanchett para adaptar una novela que tuvo muy buena crítica en su día, Disclaimer, de Renée Knight y convertirla en un thriller sobre una mujer que esconde un secreto que está a punto de salir a la luz. La actriz australiana interpreta a una mujer de éxito con un exquisito acento británico. Dirige documentales sociales, gana premios y tiene un marido atento y trabajador. Acaban de mudarse a una casa estupenda y llena de todo tipo de lujos y su hijo se ha independizado a la vuelta. Quizá ese sea su talón de Aquiles, la relación con ese hijo que dejó los estudios y que no se entiende con la madre. En medio de todo eso, un remitente desconocido le envía un libro recién publicado y misterioso, El perfecto desconocido, que ella lee con interés y que, a medida que avanza la lectura, descubre que cuenta algo que le ocurrió en el pasado y que ha ocultado a todos y teme que eso se descubra. Es justo lo que pasa. El libro va cogiendo peso, lo lee el marido, el hijo, sus compañeros de trabajo. Mientras, el supuesto autor de la novela va contándonos su propia historia, la de su esposa fallecida y su hijo que centra la trama de esa misteriosa novela que, según recuerda Catherine, ha sido distorsionada y ficcionada.

Decía Vargas Llosa, a propósito de la historia de Enric Marco, el falso prisionero de un campo de exterminio, que toda novela es una mentira. Lo que pasa aquí es que es un libro de ficción el que difama a una persona viva. Es quizá más grave porque tampoco da nombres y apellidos sino que es en la promoción donde se señala a esa persona que acaba siendo cancelada. De las tres voces que tenía el relato literario: la del padre y autor del relato, la de la protagonista y la de la propia novela, Cuarón mantiene algunas, pero añade nuevas. Hay una narradora que acompaña el relato actual. Está la novela a través de flashback que nos llevan al pasado, los noventa en un pueblo costero de Venecia, aunque en la novela fuera España, y los pensamientos del presunto autor de ese relato que, cada vez, tiene más gancho entre los lectores. Sacha Baron Cohen interpreta a Robert, su marido. Kodi Amit-McPhee, a quien vimos en María, a su hijo. Completan el reparto Kevin Kline y Lesley Manville.

El relato es tramposo, como lo es el material literario en el que se basa, pero tiene sentido que sea así. Giros de guion, datos que se ocultan al espectador y un final con sorpresa que cambia el significado del relato y pone al lector o espectador a juzgarse a sí mismo. La explicación para todo ello: querer que el que vea esta serie haga lo mismo que hacen aquellos que juzgan al personaje de Cate Blanchett sin contrastar ni una línea. Vamos, lo que hacemos cada día dando por sentadas muchas burradas que leemos en el antiguo Twitter. "Esta historia trata sobre la imagen que tenemos de nosotros mismos, las imágenes que creamos de nosotros mismos y las mentiras que nos contamos", reflexionaba el director.

Brillantes interpretaciones y una puesta en escena cuidada y completamente estilizada que deja ver la diferencia de clases entre las dos familias implicadas en este suceso. Una obra menor para un director tan brillante, pero el debate que sugiere es tan sumamente importante que hasta las trampas del guion y el montaje acaban por personarse cuando llega el final: quizá esta manera populista de dirigir un relato sea la única con la que entendamos que no se juzga a la ligera, que la ficción es la ficción, que se escucha a los implicados de un caso y que nadie tiene la verdad absoluta de los hechos y menos un libelo, sea un libro superventas, un vecino o un tuitero.

Cuarón sabe cómo emular la ecuación de toda novela negra que contenía el material que ha adaptado, velocidad y ritmo en la intriga y una cuidada psicología de los personajes, que acaban desasosegando al lector. La verdad y la mentira se confunden todo el rato, a lo que ayuda la maraña de voces y recursos narrativos, la pena es te pases pensando que están ante un thriller ramplón hasta el final, que no surge el debate sobre la condición humana, sobre la fragilidad del más asentado y brillante ser humano y cómo se destruye la familia misma.

 
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