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"El día a día de los trabajadores humanitarios en Gaza es igual que el de la población, intentar sobrevivir y cuidar de sus familias": Irene Martínez, portavoz de UNRWA España

Desde el inicio de la guerra, los trabajadores humanitarios han tenido que sufrir dificultades tanto para desempeñar sus funciones como para sobrevivir en Gaza

"El día a día de los trabajadores humanitarios en Gaza es igual que el de la población, intentar sobrevivir y cuidar de sus familias": Irene Martínez, portavoz de UNRWA España

"El día a día de los trabajadores humanitarios en Gaza es igual que el de la población, intentar sobrevivir y cuidar de sus familias": Irene Martínez, portavoz de UNRWA España

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Desde que comenzó la ofensiva israelí tras el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, el trabajo de los ayudantes humanitarios en la Franja ha sido muy complicado. No solo tienen que hacer sus labores relativas a su trabajo humanitario, sino que tienen, además, que soportar las condiciones de vida de la Franja. Irene Martínez, portavoz de UNRWA España, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, nos explica que el día a día de los trabajadores humanitarios de la UNRWA, es prácticamente igual, al del resto de ciudadanos gazatíes “están siendo continuamente desplazados de un lugar a otro, simplemente intentan sobrevivir y mantener a salvo a sus familias. Pero además de esto, de vivir en estas condiciones, se presentan cada día en su puesto de trabajo”. Esta agencia de Naciones Unidas, tiene en activo en Gaza unos 5.000 trabajadores que se dedican a labores humanitarias. La gran mayoría de ellos son trabajadores locales, ciudadanos palestinos, pero también hay algunos trabajadores internacionales que ayudan con la organización y el desarrollo de las actividades.

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En el último mes, la UNRWA estima que el ejército de Israel ha emitido alrededor de 15 órdenes de evacuación. Estos desplazamientos forzados, a los que también se ven sometidas las organizaciones, dificultan las labores humanitarias y complican, aún más, tanto el trabajo de las oenegés, como la vida de los trabajadores. Paulo Milanessio, ha sido el coordinador de proyectos de Médicos sin Fronteras en Gaza, hasta el pasado mes de junio, “una de las grandes dificultades que nuestro personal sufre en Gaza, como toda la población, es que tienen que ir desplazándose. Se desplazan según los anuncios de las fuerzas de Israel, algo que es muy complejo. Además, la mayoría de ellos son locales que también están sometidos al desplazamiento de las tiendas de campaña en las que viven”.

En general, las condiciones de vida en la Franja no son solo muy complicadas, sino que muchas veces son peligrosas para la vida de los trabajadores humanitarios. Esta semana, un convoy del Programa Mundial de Alimentos, una agencia dependiente de Naciones Unidas, fue tiroteado cerca del puente de Wadi en la Franja. No es la primera vez que un hecho similar ocurre en Gaza, a principios de abril, 7 trabajadores de la oenegé World Central Kitchen, del chef español José Andrés, fueron el objetivo de un bombardeo israelí que acabó con su vida. Según datos de la UNRWA, desde el 7 de octubre, al menos 212 trabajadores humanitarios de la organización, han muerto en la Franja de Gaza.

Dificultades para realizar sus funciones

En la guerra entre Israel y Hamás, no solo es difícil la vida para los trabajadores humanitarios, también es extremadamente complicada para las oenegés desempeñar sus labores. Tienen que adaptar su manera de hacer sus cosas a las constantes faltas de suministros, a las condiciones de sus instalaciones y, sobre todo, a los constantes desplazamientos, “el espacio operativo con el que contamos cada día se reduce más, mientras que las necesidades de la población no dejan de aumentar. Además, con cada desplazamiento, perdemos acceso a recursos, a instalaciones, lo que dificulta aún más nuestro trabajo. Esto hace que tengamos que volver a organizar y reorganizar todo de manera constante”, nos explica Irene Martínez, portavoz de la UNRWA.

Esta adaptación a los imprevistos y a las adversidades también se da, incluso, en los tratamientos médicos: “tenemos que adaptar nuestros tratamientos, sabiendo que es posible que las personas, de un día para otro, no puedan volver a acudir al centro hospitalario. También tenemos que estar constantemente trasladando a nuestro personal y promoviendo en la comunidad las nuevas ubicaciones para que la gente sepa dónde acudir para tener la atención médica. Esto es muy complejo porque hay pacientes que no pueden trasladarse de manera sencilla de un día para otro”, nos comenta Paulo Milanessio, de Médicos Sin Fronteras.

A estas problemáticas para el correcto desarrollo de las labores humanitarias, hay que añadir, además, la grave falta de suministros que sufre el enclave. Desde principios de año, la entrada de camiones por el paso fronterizo de Kerem Shalom, se ha reducido un 60%.

 
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