El cine en la SER
Cine y TV

Venecia 2024 | 'The Order', un thriller previsible que desaprovecha contar el supremacismo en EEUU

Jude Law protagoniza el nuevo filme de Justin Kurzel donde un agente del FBI trata de cazar a un grupo violento de extrema derecha en la América pre Trump

Jude Law en 'The Order' / Michelle Faye

Venecia

Hay muchas Américas; puede que el idioma y la receta de la tarta de manzana sean idénticos, pero existen varios países dentro de esa nación americana. Con eso fantasea la escritora Catherine Lacey en su novela Biografía de X, eso da a entender también A M Homes en La revelación y eso se desprende de The order, filme en competición en este Festival de Venecia, que firma el australiano Justin Kurzel. Dos formas de entender América diametralmente opuestas, irreconciliables y para las que es imposible convivir y entenderse. La película es un thriller que lleva a la gran pantalla un hecho real, los atentados y atracos bancarios, robos de vehículos con gran violencia que ocurrieron en 1983 en el noroeste de Estados Unidos.

El director ya indagó en la violencia en su particular Macbeth, donde Michael Fassbender y Marion Cotillard entraban en una espiral de paranoia hasta acabar declarando una guerra contra todo. También la violencia era uno de los temas de Nitram, película presentada en Cannes donde contaba la intrahistoria de la Masacre de Port Arthur en Tasmania. Ahora utiliza el libro del periodista Kevin Flyn, publicado en 1989, The silent brotherhood, donde contaba como un grupo de hombres blancos organizaron toda una trama criminal, liderada por Robert Jay Mathews, con el objetivo último de atentar contra el Congreso de Estados Unidos, matar al presidente y por el camino cargarse sinagogas, cines porno y todo lo que suene a enemigo de la raza blanca, como ellos consideraban.

El libro ahondaba en cómo este líder pudo crear un grupo tan compacto y homogéneo, de hombres cabreados, que culpaban a la inmigración ya en aquellos años de su falta de esperanza. En eso se enmarca una metáfora típicamente americana desarrollada por el lingüista George Lakoff, la del padre protector, que tan bien ha representado la derecha americana y que tanto ha calado en la sociedad. Ese hombre que con tal de proteger a su familia no duda en usar el arma, en formar grupos de defensa o en odiar todo lo que sea diferente, judíos, afroamericanos o izquierdistas. Una ideología nazi que siempre ha estado latente, como demuestra la masacre de Tulsa, los asesinatos de jóvenes negros por parte de la policía o el asalto al Congreso tras la derrota de Donald Trump. El sentimiento de grupo, de familia, era la pieza fundamental para todo lo demás, explicaba el actor Jude Law, que produce el filme y se ha reservado el papel del policía, imitando a Paul Newman o Gene Hackman. “La película destaca el sentido de familia y comunidad que hace que las personas se sientan seguras a pesar de la dirección que toman políticamente. Es interesante que quien lucha contra esto sea un tipo que no tiene relación con su familia y sufre una adicción", explicaba sobre este policía, personaje totalmente ficcionado en el guion. “Lamentablemente, la relevancia del tema y su actualidad hablan por sí solas”, añadía el actor.

Lo más interesante de la película es que hace de espejo con el presente, año electoral en América que podría ser clave para el futuro de la primera potencia mundial. Kurzel muestra cómo un líder con carisma, Nicholas Hoult, puede manipular a su antojo a las comunidades pequeñas y rurales del país, escondiendo una ideología tremenda y peligrosa. Sin embargo, The order se queda en lo superficial y acaba siendo un thriller previsible que copia todos los arquetipos de un género que siempre Hollywood ha usado para hablar de las tensiones sociales. Citaba el director French Connection y Todos los hombres del presidente como sus referentes para esta película, la primera que rueda en Estados Unidos. Sin embargo, se asemeja mucho más a una temporada de True Detective.

El esquema de una pareja de policías antagónicos, uno viejo y atormentado por un error en el pasado, Jude Law, y uno joven e inocente, Tye Sheridan, empieza a ser bastante cansino. Además, de poco sirve en esta historia contar las vidas familiares de los policías, pues las familias que interesan son las de esos tipos ofendidos con el mundo, capaces de poner bombas en sus ciudades, a sus vecinos para salar a la raza aria. Tampoco funciona el reparto, con dos británicos a los que les cuesta mimetizarse en ese paisaje redneck americano, un caldo de cultivo para el odio, a través de esa llamada al orgullo por la raza, la familia y la religión y a salvar a los cristianos blancos en Estados Unidos. "Creo que la película explora cómo se puede manipular psicológicamente a una pequeña comunidad de personas. Yo vengo de un pueblo pequeño donde hay poca exposición al mundo exterior. Por tanto, una situación como la de la película es totalmente plausible”, decía Sheridan, el único americano del reparto.

La cinta explica algo importante en todo grupo terrorista y violento: cómo conseguir el dinero. Mathews y los demás empezaron con trabajos legales, pero rápidamente se dieron cuenta de que falsificando dinero, robando o atracando bancos era mucho más efectivo. También gracias a donaciones de la Alianza Nacional y del Partido Patriota Blanco. Además, al llevar a cabo su batalla, La Orden había elaborado una lista de enemigos a eliminar. El 18 de junio de 1984, el locutor de radio de origen judío y de ideas liberales, Alan Berg, fue asesinado delante de su casa.

Una pena que con ese material se haya desaprovechado una película mucho más profunda y original que ahonde en la formación de esos grupos, en la devoción por el líder y en el peso de medios de comunicación y de representantes religiosos que han ayudado a fomentar ese odio contra la mitad del país. Es curioso que el libro de cabecera de estos tipos, The Turner Diaries, una novela de los setenta que narraba una insurrección ficticia, fuera el libro que tuvieron en cuenta los tipejos que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021. "Vivimos en un mundo que se refleja en película con una gran división y una gran conversación sobre el futuro y la ideología", decía el director en la rueda de prensa. Reconocía que es una historia típicamente americana, pero que ocurre en diferentes lugares, como en Australia o en Reino Unido, donde hace unas semanas hubo un linchamiento contra los inmigrantes.