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Carlos Cuevas: "El arte sigue siendo muy excluyente hacia las clases populares"

El actor participa en ‘El 47’, la nueva película de Marcel Barrena que recupera la historia de lucha y dignidad de Manolo Vital, el conductor de autobús que peleó porque llegaran los servicio públicos a su barriada de Barcelona

Entrevista | Carlos Cuevas, luchas obreras y compromiso

Entrevista | Carlos Cuevas, luchas obreras y compromiso

19:52

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Madrid

Dice Carlos Cuevas que le tendrían que haber atado a una cama para no rodar ‘El 47’. “Me emociona mucho esta historia, yo cuando leí el guión y vi lucha vecinal, desobediencia civil no violenta… quería estar ahí”. El actor sabía que tenía que estar en este proyecto que recupera la figura de Manuel Vital, el conductor de autobús que luchó para que los servicios públicos llegaron a Torre Baró, el barrio de Barcelona que acogió a muchos inmigrantes extremeños y andaluces en el posfranquismo y estuvo años desantendido como un poblado chabolista donde los vecinos se hacían sus propias casas.

Marcel Barrena, autor de otras historias de corte social y superación como 'Mediterráneo' y '100 metros', dirige este emocionante drama que protagoniza Eduard Fernández y que cuenta en el reparto con otros nombres como Clara Segura, Salva Reina y el propio Carlos Cuevas en un rol secundario. "Mi personaje es un homenaje, un guiñito a Pasqual Maragall. Hay una una historia muy bonita. Se ve que Pasqual Maragall y Manolo Vital se conocieron personalmente. Pasqual Maragall se ve que cuando fue alcalde de Barcelona dormía en casa de vecinos para conocer las realidades de los barrios. Llegó a dormir en casa de Manolo Vital y creo que se le dio un reconocimiento durante su etapa en la alcaldía", explica el actor de este joven trasunto de Maragall, un cargo bajo del ayuntamiento, sin mucho poder, que le consigue una cita al protagonista para exponer su caso. "Me gusta pensar que representa a la clase política que tiene ganas de hacer cosas y que se carga este discurso de la antipolítica que tanto oímos hoy, de que todos los políticos son iguales, mismos perros, distintos collares. No, hay uno que no quería ayudar a esta persona a conseguir que hubiera un autobús y en cambio hubo gente que sí, como lo sigue habiendo a día de hoy. Hay gente que sí que se ensucia las manos e incluso que se mueve más allá de sus requisitos laborales para hacer que las cosas, para hacer que el mundo se mueva, ¿no?", replica.

'El 47' es la línea de ese autobús que no subía hasta Torre Baró y obligaba a los vecinos a bajar y subir la cuesta y las escaleras cargados. Una zona que Carlos Cuevas conoce bien, cerca del barrio donde se crió, y que en esa época no contaba con servicios básicos, como un gueto de mano de obra al que nadie prestaba atención. La película cuenta la lucha vecinal y demuestra que, como todo, el urbanismo es algo político. "Vas cobrando conciencia de esto cuando paseas por la ciudad y eres una adolescente y te preguntas por qué los barrios obreros son estéticamente más feos que los barrios más pudientes. O por qué los jardines de las zonas altas de la ciudad tienen unos bancos más cómodos o más acondicionados que... Por supuesto, el urbanismo es que, como todo es política, pues el urbanismo también. Y la arquitectura también. Y también la capacidad de dotar a un barrio periférico de un transporte público. Hay una frase maravillosa de la película, va de un señor que quiere que su barrio tenga un servicio de autobús público, y hay un personaje que le pregunta, pero '¿quién va a querer subir ahí arriba?' Y dice Eduard Fernández, pues los que han bajado esta mañana a trabajar, porque esta gente vive aquí, baja cada mañana a hacer sus diferentes trabajos, tanto el protagonista que es conductor de autobús, como tantos otros. Pero por supuesto que el barrio necesita una red de autobús público", explica.

El joven actor, conocido por series como 'Merlí' o 'Smiley', por películas recientes como 'La abadesa' y con carrera en el teatro -en unos meses volverá con 'Jauría'-, nunca había trabajado mano a mano con Eduard Fernández, uno de los intérpretes de referencia del cine español que regresa este año a lo grande con este papel y el de 'Marco'. "A Eduard yo le conozco desde que tengo 15 años porque es el padre de mi amiga Greta. Entonces a mí Eduard me hacía la comida y nos venía a buscar. Bueno, bueno, lo conozco como el padre de mi amiga. Sí que habíamos hecho una cosa muy chiquita cuando yo era muy jovencito, pero que ni la cuento, un cameo, pero no había trabajado nunca con él y me ha encantado trabajar con él porque como compañero es estupendo. Nos tenemos un cariño personal, cosa que también, yo pensé, el primer día dije, suerte que le conozco, porque si no estaría mucho más nervioso. 'Eduard Fucking Fernández', pero me lo puso muy fácil. Nos queremos mucho. Es brillante. Me gusta mucho cómo le va de rápido la cabeza. Siempre que trabajo con un actor o con una actriz que es mejor que yo y que lleva más tiempo en la profesión, me doy cuenta de que sus cabezas van muy rápido y eso me me excita mucho. Como todas las preguntas que se hacen, ya no solo en el guión, sino de si al sentarse en el autobús se abriría el botón antes o después. Este tipo de cosas que hace que el personaje luego esté súper vivo", cuenta.

Esta historia de lucha vecinal, ambientada en los años 60 y 70, no ha perdido su conexión con la realidad sociopolítica de hoy, entre las protestas por el turismo y la vivienda y la situación de muchos migrantes en barrios periféricos de las ciudades. "Hay un conflicto que me parece muy importante, que es también la cuestión migratoria. Por ejemplo, esta es la película que cuenta la historia de una gente que llegó de Extremadura, de Andalucía, a Barcelona, huyendo de la miseria, huyendo de unas situaciones absolutamente precarias en la posguerra y que intentaron llegar a una ciudad para tener una vida más digna. Hoy, o sea en el siglo XX, las migraciones eran intrapeninsulares, y llegaba a Barcelona gente con nuestro mismo color de piel. Pero hoy la gente que llega cada día a España proviene de otras culturas, de otros países, de otras etnias, de otras religiones, y no por todos estos motivos que acabo de nombrar, merecen menos una acogida digna y que se les que se les ponga fácil. A esta gente tampoco se les puso fácil en los 60, había unas leyes que no les permitían construir sus casas. Había racismo contra ellos, por supuesto, también, pero bueno, yo hago este paralelismo con la cuestión migratoria a día de hoy", reflexiona el actor.

En 'El 47' está el clasismo, el racismo, el trato a los migrantes en esa época, pero también la cinta muestra el poder de la comunidad, la importancia de lo colectivo para las luchas obreras y sindicales. "La ciudad nos lleva al anonimato por supuesto, por definición, porque somos una persona perdida entre el cardumen de millones de personas, pero yo quiero pensar que todavía estamos a tiempo de colectivizarnos. Pero evidentemente el capitalismo nos quiere aislados, nos quiere solos, nos quiere individualistas", contesta Carlos Cuevas, quien también valora cómo la película demuestra la natural convivencia con el idioma de esos recién llegados de otras partes de España.

En una época donde también el cine español ha abierto el melón de los privilegios y la dificultad de acceder a las escuelas de cine o actorales, el actor también reivindica un cine obrero que se interese por las condiciones de vida de la gente y lo refleje sin paternalismos ni condescendencia. "Yo vengo de una familia súper trabajadora, pero yo trabajé como actor desde niño, con lo que pude tener unos ahorros y pagarme mis cosas, mis estudios, independientemente, cosa que no pueden hacer mis compañeros. Pero el arte sigue siendo muy excluyente hacia las clases populares. Solo hay que ver los precios de matrículas de las universidades de cine, parece que solo pueden ser artistas según qué clases sociales o que o que, o que hay un sesgo. Empiezas la carrera desde un punto diferente y eso es y sigue siendo así porque igual no tienes el dinero para pagar esa universidad y tienes que trabajar, entonces tienes que renunciar a un trabajo. Y también pasa mucho con los actores. Nosotros los de Barcelona, que nos tenemos que pagar AVEs a Madrid, vale un pastón. Ahora hay muchos trenes diferentes, pero antes era 200 € cada vez que venías a hacer un casting. Yo conozco mucha gente que tenía que decir no a venir a un casting porque tenía que pagarse un alquiler. Entonces, cuando tú provienes de una familia que te puede sostener o que te puede acompañar, probablemente te ayuda durante los primeros años, tu éxito depende de muchos factores", concluye.

 
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