El FaroGatopard@
Ocio y cultura

Juan Dávila: "Mi madre me dice: 'Cómo te atreves a decir eso delante de tanta gente'"

El humor ácido y transgresor del monologuista ha creado un fenómeno de masas. Las personas con discapacidad son los protagonistas de sus monólogos y su objetivo es normalizar sus realidades

Juan Dávila: "Mi madre me dice: «Cómo te atreves a decir eso delante de tanta gente»"

Madrid

Juan Dávila vende entradas como churros. Su Palacio del pecado, que así es como se llama su show actual, está siempre hasta bandera. Es uno de los monologuistas más conocidos entre los jóvenes, los gitanos, los discapacitados, minorías varias y, por supuesto, todo aquel que tenga redes sociales. "Mucha gente me dice que soy el cómico del pueblo", asegura el actor tras explicarle a Mara Torres el verdadero significado de su transgresor espectáculo. Su talento es conseguir que todo el mundo, independientemente de su condición, "pueda reírse de sus propias miserias".

Juan Dávila: "Mi madre me dice: «Cómo te atreves a decir eso delante de tanta gente»"

"Todo empezó en el Teatro Arlequín de una manera muy sencilla: "Había cinco ciegos en primera fila y nada más salir dije: ¿Qué sois los cinco ciegos? Y uno empezó: 'No, esta ve por un ojo, pero bueno ha llegado justo al límite para la ayuda'. Y al salir me dijeron: 'Es la primera vez que vemos un espectáculo en el que no nos pasan por alto, sino que nos tratan como uno más'". Todavía se emociona al recordar esta y otras historias que le dan sentido a su trabajo: "Cuando la gente me pregunta cómo me meto cinco funciones seguidas, digo pues porque leo cuatro mensajes de gente que está realmente jodida y salgo".

Posiblemente veamos a Juan Dávila llenar un Bernabéu, ya se lo han ofrecido, y aunque es ahora cuando está en boca de todo el mundo, tiene a sus espaldas una extensa y variopinta trayectoria. Iba para futbolista hasta que sus meniscos se lo impidieron, estudió fisioterapia, se formó como actor en la prestigiosa escuela de Juan Carlos Corazza, llegó a actuar para dos únicos espectadores (uno de ellos su padre) y fue policía. De su etapa como policía aprendió a "valorar las pequeñas cosas" porque los dramas de un actor con ganas de triunfar no tenían comparación alguna con los que veía cuando patrullaba las calles de Madrid: "Me quitaba el traje de Leonardo de Lorca y me ponía el uniforme que me llevaba a la vida de verdad. Claro, cuando ves un apuñalamiento o casos de violencia de género aprendes a darle importancia a lo que la tiene". Y de su época de salir a la calle con un megáfono para llamar la atención de los viandantes, y conseguir hacer un poco de bulto en las butacas de la sala donde actuaba, se llevó a un fan incondicional: su padre. "Llegué a hacer un monólogo donde salía de una cortina desnudo, me metía en una bañera y tiraba purpurina al público mientras les decía: ¡liberaos, liberaos!". Había siete personas en el patio de butacas, una de ellas su padre, y cuando terminó la función le dijo: "Esta obra ha sido maravillosa, espectacular".

Elena Sánchez

Redactora y productora en Cadena SER. Hablar...