Alguna normalidad para los jueces
El cambio que simboliza Perelló es ante todo una normalización. Porque las juezas, que suponen más del 57% de los efectivos de la carrera judicial, sólo alcanzan a un exiguo 41% de los puestos en sus órganos colegiados
Alguna normalidad para los jueces
Barcelona
Es un cambio radical, un paso histórico, una revolución. Todo eso sucede en el poder judicial. Hoy, por primera vez en toda la historia española una jueza, una mujer magistrada ha encabezado la apertura del año judicial.
La recién elegida presidenta del Consejo del Poder Judicial, Isabel Perelló, no solo encarna el final de un bloqueo de cinco años y medio de ese poder, ese bloqueo mantenido por su sector más conservador. Es la primera mujer (y la primera persona nacida en Cataluña) que lo preside desde que se creó hace 44 años. La primera jurista progresista que lo encabeza desde hace 28 años. Y la primera mujer que preside el Tribunal Supremo desde que fue creado en 1812: ¡hace 212 años, o sea dos siglos largos!
Esos datos conducen al escalofrío. Indican el carácter profundamente sexista, reaccionario, cavernícola e inmune al cambio que ha carcomido el mando real corporativo de los jueces y juezas. El cambio que simboliza Perelló es ante todo una normalización. Porque las juezas, que suponen más del 57% de los efectivos de la carrera judicial, sólo alcanzan a un exiguo 41% de los puestos en sus órganos colegiados (de Audiencia Provincial para arriba, los principales en la escala jerárquica). Y un ridículo 21 % de los magistrados del Tribunal Supremo.
Por la fuerza de la gravedad, el mandato de Perelló deberá completar esa normalización. ¿En qué sentido? Por supuesto en el de género, pero también en la capacitación en derecho europeo (del que es experta, algo poco frecuente en ese mundillo), en agilidad, en apertura de miras, en reducción del corporativismo, del sectarismo político y de la minoritaria presencia de corruptos y prevaricadores.
La mies es mucha y las obreras con poder, pocas.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...