Confunden los cadáveres de las dos víctimas del kamikaze de la A-6: una de las familias descubrió el error en el tanatorio
"Este no es Juanqui": la insistencia de la hermana de uno de los fallecidos en verle antes de la incineración permitió deshacer el despropósito, que ha obligado a los familiares de ambas víctimas, rotos de dolor, a vivir una pesadilla
Madrid
Un juez de Majadahonda investiga el intercambio por error de los cadáveres de las dos víctimas mortales del choque frontal que causó en la madrugada del pasado domingo un conductor que circulaba en dirección contraria en el kilómetro 20 de la autovía A-6, en sentido de entrada a Madrid. El kamikaze de la A-6, también fallecido en el siniestro, provocó la muerte de Alberto, un policía de 44 años, que conducía el coche que circulaba correctamente, y de su acompañante, Juan Carlos, de 41, con el quedó a través de una conocida aplicación para compartir vehículo.
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Un trágico suceso que ha dejado dos familias rotas. Pero al dolor de las familias tras las dos trágicas pérdidas se ha sumado después un episodio surrealista. Ambas familias estaban velando a sus muertos con sus cadáveres intercambiados. Así lo ha contado Sandra, una de las hermanas de Juan Carlos, en el programa Y ahora Sonsoles de Antena 3: "Íbamos a incinerar a mi hermano. No me han dejado velarlo. Yo quería ir a reconocerle, así que nos dieron media hora para ir al tanatorio e incinerarlo. Queríamos verlo y nos dijeron que estaba muy mal y no se podía ver. Yo tenía que ver a mi hermano".
"Cuando llegamos al tanatorio", explica Sandra, "entramos mi marido y yo a la sala. Primero, lo vio mi marido y dijo: ¡Este no es Juanqui! Cuando le vi, no era Juanqui. No era su cara, su nariz, sus ojos, sus pestañas. En ese momento, le decimos al del tanatorio que ese hombre no es mi hermano. Nos dice que eso es imposible, que no se pueden confundir, que yo estoy muy nerviosa, que puede ser que del golpe, que está hinchado... Yo le digo que no".
Pese a la negativa del tanatorio y a estar destrozada por el dolor de la pérdida, Sandra se mantuvo firme: "Mi hermano tenía todos los brazos tatuados, se le podía reconocer perfectamente. Le dije que lo viera. Le enseñamos una foto y me dijeron que yo no podía destaparle, que saliera de sala". "Yo le dije que, por favor, lo viera él y lo confirmara", relata.
Llega la comprobación
Tras las debidas comprobaciones, en el tanatorio constataron que, efectivamente, ese no era el cuerpo de Juan Carlos. Y aquí comienza una situación kafkiana hasta localizar dónde estaba el cadáver y determinar a quién pertenecía ese cuerpo. "Me decían que Juanqui estaba supuestamente en el Anatómico, que todavía no había salido", cuenta Sandra. "Llamamos al Anatómico y nos dicen que no estaba allí, que a lo mejor estaba en Valdemorillo, donde habían llevado al kamikaze que, casualmente, se llama también Juan Carlos".
Allí confirmaron, por un tatuaje en el pie, que ese cadáver sí estaba en su sitio. Era el del conductor que provocó las otras dos muertes. "El único lugar que quedaba era Ávila -donde velaban a Alberto, el policía de 44 años-", continúa la hermana de Juan Carlos. "Yo no me enteré de esto hasta las 21:00. A esa hora, nos dijeron que ya no le iban a traer a Galapagar -donde estaba el tanatorio-, que nos tendríamos que ir a casa y esperar al día siguiente".
Rota por el sufrimiento, Sandra consigue terminar el relato de esta pesadilla: "Así que otra vez al anatómico. Tú vas a un sitio a encontrar a tu familiar y te encuentras a otra persona. Por casualidad, alguien que estaba en el tanatorio despidiendo a mi hermano, conocía a la familia de Ávila y se puso en contacto con el hermano de Alberto, que es el otro chico que falleció. Mi marido habló con este hombre para ver si habían confirmado que era su hermano y se volvió loco".
Vuelta al Anatómico Forense
Los dos familias informaron el mismo lunes a la Guardia Civil y al juzgado de Majadahonda, que ordenó el traslado de los dos cadáveres de nuevo al Instituto de Medicina Legal donde el domingo se hicieron las autopsias. El martes los forenses efectuaron una identificación de los dos cadáveres mediante huella dactilar y se volvieron a poner a disposición de las familias tras su reconocimiento.
Las dos familias tuvieron que volver a pasar por el duelo en el velatorio y el juez prohibió la incineración del cadáver de Juan Carlos. "Lo estamos pasando muy mal", asegura Sandra. "Todo ha sido desde un primer momento algo que no entendemos. Es injusto". "En el tanatorio fue criminal", recuerda Marcos, otro hermano de Juanqui. Finalmente, Juan Carlos fue enterrado en la localidad madrileña Galapagar y Alberto en Ávila.
Un brutal choque frontal
La tragedia ocurrió el pasado domingo cuando se produjo un choque frontal en el kilómetro 20 de la A-6, en sentido de entrada a Madrid, provocado por un Volkswagen Taigo que circulaba en sentido contrario y que chocó contra un Volkswagen Passat y una moto. El Passat en el que viajaban Alberto y Juan Carlos circulaba correctamente, cuando el Taigo del kamikaze circulaba en sentido contrario y provocó la colisión sobre las 6:30 de la mañana en el término municipal de Las Rozas (Madrid).
Un motorista, policía municipal de 54 años, pudo esquivar parcialmente el choque aunque sufrió fracturas en miembros inferiores y en la pelvis y tuvo que ser trasladado al hospital tras ser atendido por el Samur.