La "locura" del casting para compartir alquiler
No fumar ni hacer fiestas. No tener pareja, ni hijos, ni mascota. Son algunos de los requisitos que exigen los propietarios para alquilar una habitación por la que se se llegan a pagar precios desorbitados
Madrid
No es una oposición ni un concurso, pero sí es una carrera de obstáculos. Los aspirantes a compartir un alquiler se las ven y se las desean para sortear la interminable lista de exigencias que ponen los caseros para alquilar una habitación por la que llegan a pagar hasta 500 euros. Elena alquila un piso por habitaciones en Móstoles. "Pongo el anuncio de mi piso y en unos minutos me llaman cien personas. Y cómo tengo tanta oferta hago un casting y los descarto si tienen un perro, si son pareja porque se asientan y luego es un lío, o simplemente porque fuman", nos dice. Se pone tan exigente que hasta se permite el lujo de buscar entre tanto candidato un funcionario. "Cómo sé que entre los 20 que he citado hay un par de funcionarios pues los escojo a ellos", explica la propietaria.
La pesadilla de los jóvenes
Rebeca con 30 años busca piso en Madrid y estos son los requisitos que le ponen para meterse en 30 metros en el barrio universitario de Arguelles. "Piden que no fume, que no tenga mascota, no admiten parejas y cuesta 800 euros al mes", explica. Es Hrístina, de nacionalidad búlgara, la que ya está dentro de la casa tras superar el casting en el que le pidieron hasta que fuera "una persona ordenada". Y en este desconcierto hasta el casero de Vicente le pidió una ilegalidad, que pagara algo en dinero negro.
El caso de Beatriz es llamativo. Comparte casa con otras cuatro personas y se ve obligada a escoger a sus compañeras de piso haciéndole el trabajo al propietario. "Cuando se queda una habitación libre, una de nosotras siempre tiene que estar en el piso para recibir a las interesadas, qué pueden llegar a cualquier hora del día. El casero nunca viene a enseñarlo. Y luego si hay algún tipo de problema de convivencia ellos no quieren saber nada, se lavan las manos y si algo sale mal es culpa nuestra, nos cuenta Beatriz.
"Nos sentimos estafados"
Es la expresión utilizada por Ángel. Es funcionario y por razones de trabajo busca piso compartido en Madrid, con otros tres compañeros de profesión, pero se encuentra con un mercado agotador. Después de presentar nóminas y avales y de ser una garantía por su trabajo estable se encuentran con que ellos como inquilinos también tienen que pagar hasta el seguro del hogar, que suele corresponder al propietario. Y no era negociable. Era obligatorio. " Estamos en sus manos. Los propietarios pueden hacer lo que quieran porque saben que tienen el poder de los pisos y que la gente está desesperada. Te sientes triste, en desamparo. Además, ningún organismo hace nada para evitar este descontrol", explica.
Es un problema de mercado
"Hay un desequilibrio grande entre oferta y demanda. Si tienes un bien escaso tú eliges a quien alquilas. El mapa de situación ha cambiado. Se ha reducido considerablemente la oferta de vivienda en alquiler y se han multiplicado las exigencias para acceder a un piso", explica Ángel Matarranz, agente inmobiliario de Remax Urbe, quien nos explica que a veces hay requisitos que ellos como agencia no pueden ni plantear. "Hay exigencias o limitaciones que no podemos ni plantear, como por ejemplo el origen o la nacionalidad de las personas que van a alquilar. Nosotros aplicamos criterios técnicos. En un anuncio no puedes poner que no quieres estudiantes o inmigrantes, porque sería discriminatorio", explica el experto.
Pero, con excepciones, los propietarios piden, sobre todo, requisitos económicos, tal y como explica Sergio Cardona, director de estudios y calidad de Alquiler Seguro. "Quieren inquilinos que se puedan permitir pagar el alquiler, que tengan ingresos estables. Normalmente piden nóminas y en caso de que sean autónomos, la declaración de la renta, y puestos a elegir, que pueden hacerlo por la oferta que hay, prefieren el contrato indefinido al trabajador por cuenta propia, explica el asesor inmobiliario.