"Siguen obligándoles a trabajar con huesos rotos": los sindicatos alertan del riesgo de explotación a los migrantes circulares

Madrid

Este mes, Pedro Sánchez anunciaba la firma de tres convenios que establecen programas de migración circular con Gambia, Mauritania y Senegal. Tres países que se suman a la lista de otras ocho naciones con las que España mantiene herramientas de migración circular: Colombia, Ecuador, Honduras, Perú, Guatemala, Uruguay, Argentina, y Marruecos. Pero, ¿qué es la migración circular? Un proceso que consiste, a grandes rasgos, en que los empresarios contraten en un país a trabajadores, estos vengan a España, trabajen unos meses y vuelvan a su país. Permanecen en España periodos de 9 meses máximo al año durante cuatro años, con un contrato de tipo "fijo discontinuo".

En 2024, según datos del Gobierno, 20.515 migrantes se han acogido a este sistema, mientras que el año pasado fueron en torno a 17.200. Se trata, pues, de un mecanismo en auge. Sin embargo, se trata de un tipo de contrato que no está exento de riesgos, como denuncian sindicatos y oenegés. Ana Pinto, portavoz de Jornaleras de Huelva en Lucha, asegura que "claro que podría ser un buen sistema. Sería bueno si hubiera transparencia -que no la hay- y sobre todo si respetaran los derechos de las trabajadoras, y no tuviéramos que estar año tras año viendo las barbaridades que se cometen".

"Es una vergüenza que se haya muerto una compañera con cáncer sin la baja"

"Es una auténtica vergüenza que se nos haya muerto una compañera con cáncer sin que ni siquiera se le haya gestionado su prestación por enfermedad común. Compañeras que tienen un accidente laboral y no la llevan al médico. O alguien que dice que está mal, que se encuentra mal o que tiene un accidente laboral y la mandan para Marruecos", explica Pinto.

El sindicato Jornaleras en Lucha ha facilitado a la SER algunos audios grabados a los empresarios por las trabajadoras. Audios como este, en el que una empresaria es quien revisa una posible lesión de una empleada, sin tener conocimientos médicos, y le acusa de mentir: "¿Qué tienes? ¿Por qué mientes? Quítate esa banda. Levántalo. No tienes nada, no mientas, no mientas. No mientas que no tiene nada".

Y no contenta con eso, al enterarse de que un sindicato la está asesorando, la amenaza con enviarla de vuelta a Marruecos: "¿Quién te ayuda? Dime la verdad. Si me lo dices, te dejo. Si no, te vas mañana".

Otro caso, el de un empresario que manda un mensaje de audio al grupo de sus trabajadoras al quejarse estas de las condiciones a las que las somete: "¿Aquí qué pasa? ¿Qué andáis diciendo ustedes? ¿Qué hay problemas en la finca? Pues o estáis aquí o estáis en Marruecos todas. Fuera".

Desde Jornaleras en Lucha advierten que hay empresarios que ya desde el origen buscan los perfiles más fáciles de explotar: "Que sean mujeres, que sean de zonas rurales, porque la mayoría no sabe leer ni escribir, y que tengan hijos a su cargo. Porque eres más dócil, eres más vulnerable y te pueden explotar más fácilmente", explica Ana Pinto.

Para solventarlo, más controles y más transparencia; aunque, señala Pinto, esto es parte de un sistema agrícola que se fundamenta en la precarización de los trabajadores: "El agronegocio funciona así, este modelo de agricultura intensiva funciona así. Es un modelo en el que hay tres o cuatro meses de producción intensa, en el que se busca a los perfiles más vulnerables. Se trae a gente con mucha necesidad para que aguanten todo lo que puedan, a los que tienen trabajando de sol a sol. ¿Para qué? Para ser, un año tras otro, líderes en exportación".