Harris vs. Trump: dos modelos económicos
El debate entre Kamala Harris y Donald Trump ha dejado ver los planes económicos que preparan cada uno de los candidatos a la Casa Blanca, con la inflación, los impuestos, la vivienda o los aranceles como los temas de mayor peso
Los dos Estados Unidos: Trump vs. Harris
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Madrid
El primer debate a las presidenciales de los Estados Unidos ha dejado claras las intenciones de los aspirantes a la Casa Blanca en materia económica, con mayor o menor precisión. La actual vicepresidenta y recién elegida candidata demócrata, Kamala Harris, apuesta por la vivienda, la rebaja de impuestos a las clases medias o el impulso a las pequeñas empresas. Por su parte, el expresidente Donald Trump, busca bajar impuestos a lo que más tienen, incluyendo a las empresas, acusa a los inmigrantes de robar trabajo a los estadounidenses y no le tiembla el pulso en ahondar más en una guerra de aranceles.
Esta vez, el debate tampoco ha sido la excepción con el candidato republicano, siguiendo su tono habitual y que ha llegado a calificar a Harris de “marxista”. Mientras, Kamala ha aprovechado para dar medidas económicas más concretas con las que buscan impulsar a las clases medias, porque Trump, dice, “no mira por los estadounidenses”. Para Federico Steinberg, investigador principal de Real Instituto Elcano, la dirección hacia la que tiene que mirar Estados Unidos está clara: “Yo creo que está muy claro, tiene que ser el Estados Unidos de Kamala Harris. Básicamente por temas que no tienen que ver con lo económico, sino por el compromiso de Estados Unidos con sus aliados en relación con Ucrania y sobre todo porque Donald Trump consideraría a la Unión Europea como una región y España como país dentro de la Unión que no sería un aliado al uso, sino un competidor comercial producto a producto”.
Intervención sí, pero con tonos diferentes
Kamala busca “convertir a América, de nuevo, en la economía de las oportunidades”, mientras que Trump dice querer rescatar al país de la pesadilla y recuperar el “sueño americano”. Con estos lemas por bandera, el debate económico ha girado en torno a temas relacionados con lo social y el exterior. Por primera vez, no se cumple la división de unos demócratas intervencionistas y reguladores y republicanos más liberales en lo económico y menos intervencionistas, porque ambos candidatos son altamente intervencionistas. La diferencia es el tono y el instrumento, porque Trump es más contundente, llegándole a decir a la Reserva Federal lo que tiene que hacer y con eso asegura que resucitará el crecimiento y recortará los precios. Harris es más reguladora contra lo que dice que son acuerdos en contra de la competencia.
Impuestos, inflación, vivienda y aranceles
En lo relativo a los impuestos, los dos siguen la tesis de bajarlos, la diferencia es a quienes van a beneficiar. “Todo el mundo sabe lo que voy a hacer, recortar los impuestos de forma muy sustancial y crear una gran economía como lo hice antes de que tuviéramos la mayor economía. Mi plan es brillante, es un gran plan”, aseguraba Trump en el debate. Por todos es sabido que esas rebajas irán a favor de quienes más tienen, a lo que Kamala responde con algo más concreto en favor de quienes menos tienen: “Mi oponente quiere recortar impuestos a los multimillonarios y a las grandes corporaciones. Mi plan pasa por dar una deducción fiscal de 50.000 dólares para construir pequeñas empresas, sabiendo que son parte de la columna vertebral de la economía de Estados Unidos. Además, sabemos que las familias jóvenes necesitan apoyo para criar a sus hijos y tengo la intención de extender un recorte de impuestos para esas familias de 6.000 dólares”.
En materia de inflación, Trump dijo hace unas semanas que era capaza de bajar los precios de la energía (combustibles, electricidad...) y los gastos del hogar a la mitad en menos de un año. Lo hace con el mantra de que la economía está destruida y que hay que recuperar el poder adquisitivo, dejando atrás, dice, la pobreza en la que está sumida una parte de los Estados Unidos. Lo cierto es que más allá del mantra, plantea recurrir a la ayuda de Elon Musk, creando un departamento con el que le asesore y puedan diagnosticar los problemas económicos. Mientras tanto, Kamala también pone a la inflación como prioridad, pero su batalla es más técnica —aunque también ideológica— porque quiere vigilar la competencia entre grandes empresas. Lo hará poniendo dos focos: los supermercados y la vivienda, con la construcción de 3 millones casas y ayudas de hasta 25.000 dólares para la entrada.
Respecto al exterior, Trump saca pecho de haber puesto aranceles a China, ya que “recibió miles de millones de dólares”. La estrategia pasa por seguir recaudando y profundizando en una guerra arancelaria contra el país de Xi-Jinping. Kamala acusa a Trump de haberles hecho entrar en conflicto y de incluso haber “vendido chips a China con los que han desarrollado su ejército”.