Kamala Harris barre a Trump y logra su carta de presentación perfecta para llegar a la Casa Blanca
En la que era su primera intervención en solitario, la candidata demócrata demostró solvencia y capacidad comunicativa hasta dejar sin argumentos a un Donald Trump que solo pudo tirar de bulos
Kamala Harris ya tiene la carta de presentación perfecta para ser la próxima presidenta de los Estados Unidos. La candidata demócrata ha dado un golpe sobre la mesa en el debate presidencial y se ha impuesto con claridad a un Donald Trump falto de reflejos, a la defensiva e incapaz de imponer ninguno de los temas en los que a priori podía sentirse más fuerte.
Era una cita histórica, la guinda a una campaña completamente anómala a la que, a falta de menos de dos meses para las elecciones, ya no le cabían más ingredientes extraordinarios. Un primer debate catastrófico del todavía presidente Joe Biden desencadenó un clamor demócrata que se lo llevó por delante. Un partido en pánico, en una decisión sin precedentes con tan poco tiempo de margen, cambió de candidato y lo apostó todo a Kamala Harris. La vicepresidenta, una mujer negra descendiente de inmigrantes indios que había jugado un papel discreto durante los últimos cuatro años, niveló las encuestas cuando todo parecía perdido. Y por si todo esto fuera poco, por el camino, el candidato republicano, Donald Trump, estuvo a milímetros de ser asesinado a tiros en un mitin en Pennsylvania.
El National Constitution Center de Philadelphia acogía así un cara a cara crucial y, salvo sorpresa, definitivo. Con un empate técnico en los sondeos y 50 millones de personas al otro lado de la pantalla, el vencedor del debate daría un paso de gigante hacia la Casa Blanca. Y ese paso lo ha dado Kamala Harris, provocando en la imagen de Trump efectos devastadores que algunos ya comparan con los que sufrió Biden en el primer debate. Hasta Taylor Swift ha pedido el voto públicamente para ella tras ver el debate.
Harris mandó desde el principio
El lenguaje corporal quedó muy claro desde el principio. En un debate en el que los micrófonos están silenciados cuando habla el oponente, cada gesto importa. Por eso Harris se acercó a saludar a Trump y decidió mirarle a la cara cada vez que este tenía el turno de palabra. La candidata demócrata quiso, por medio de los movimientos de su cara, que la audiencia pudiera comprobar su desaprobación a los argumentos de un candidato republicano que fue mucho más previsible en su desprecio habitual, sin dirigirle la mirada en ningún momento.
El debate comenzó con preguntas sobre el estado de la economía. "Creo en lo sueños de los americanos y soy la única que tiene un plan", dijo Harris. Sin embargo, Trump desvió la conversación hacia los inmigrantes, acusándoles de "robar" los trabajos a afroamericanos e hispanos e "inundar" el país. "La misma retórica desgastada de siempre", replicó la demócrata, mucho más entonada en la puesta en escena que su rival.
Trump, desmentido una y otra vez por los moderadores
De la economía se pasó al aborto, uno de los puntos fuertes de Harris, que instó al Congreso a aprobar una ley federal que garantice el acceso a la interrupción del embarazo. La incomodidad de Trump fuera de la migración y la delincuencia se hacía cada vez más visible. La vicepresidenta marcó aquí su línea roja: "Trump no debería decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo". El candidato republicano, desarbolado, trató de colar sin éxito el bulo de los abortos a los nueve meses de gestación, llegando a hablar de "ejecución" de bebés nacidos. Los propios presentadores, que hacían fact-checking en tiempo real, tuvieron que salir a desmentirle. Y es que David Muir y Linsey Davis tuvieron trabajo, ya que a Trump previamente también se le había ocurrido decir que en Springfield los inmigrantes "se están comiendo a los perros y los gatos de la gente", otra mentira para el moderador que despertó las risas de una sala de prensa con más de mil periodistas acreditados.
A estas alturas, Harris ya era consciente de estar mandando y marcando el ritmo del debate. De ahí que aprovechara para incomodarle aún más sacando a relucir sus problemas con la justicia. Fue el momento en el que más nervioso se vio al candidato republicano. "Yo recibí una bala en la cabeza por las cosas que dicen sobre mi", espetó en tono victimista y a la defensiva antes de afirmar que él no tuvo nada que ver con el asalto al Capitolio.
Gaza y Ucrania
Tras una pausa, llegó el turno para la política internacional, donde Harris tenía que una papeleta difícil a la hora de equilibrar el derecho de Israel a defenderse y la condena pública de la masacre contra la población civil en Gaza. "Demasiados inocentes palestinos han sido asesinados. Lo que sabemos es que esta guerra debe acabar. Debe acabar de inmediato y para hacerlo necesitamos un alto el fuego y a los rehenes fuera", argumentó. A continuación, tildó a Trump de "flojo y equivocado" en política exterior, un calificativo al que el magnate respondió llamándole directamente antisemita: "Si ella es presidente, Israel no existirá en un plazo de dos años".
Sobre la guerra de Ucrania, Harris aseguró que con Trump, Vladímir Putin ya estaría en Kiev y "con la vista puesta en el resto de Europa", mientras que Trump presumió de nuevo de ser capaz de poner fin a la guerra de inmediato y fue más allá: "Conmigo en la Casa Blanca, Putin jamás se habría atrevido a invadir Ucrania".
La reacción de los candidatos
“Creo que ha sido mi mejor debate de siempre, especialmente tomado en cuenta que eran tres contra uno”, ha escrito Trump en su red social en referencia a los moderadores en un nuevo intento de desviar la atención. "Pasando la página. Únase a nosotros", ha publicado Harris.
David Ramos
Redactor Jefe de Contenidos Digitales en Cadena SER desde 2016 y profesor de comunicación en la Universidad...