La 'paradoja' de la gasolina: el precio no baja pese a que el coste del petróleo no deja de caer
El barril de crudo está en su nivel más bajo en tres años
El precio de la gasolina no baja pese a que el coste del petróleo no deja de caer
Una vez que ha terminado el verano y, por lo tanto, la época de desplazamientos por carretera, el precio del crudo se ha desplomado a niveles mínimos. El coste del barril está en su nivel más bajo desde diciembre de 2021. Está a 66 dólares, mientras que hace unas semanas rozó los 100. Desde que tocó pico en julio, época que los petroleros califican de driving season, el momento en que todos los coches están consumiendo gasolina en los viajes de verano, desde ese pico a principios de julio, el petróleo se ha abaratado un 20%. Sólo este martes cayó un 4,3% en precio.
Más información
Es curioso porque la gasolina ha pasado de 1,64 € el litro en julio a en torno a 1,55 €. Es decir, que el petróleo se ha abaratado un 20%. Sin embargo, la gasolina ha caído sólo un 5,4%. Y si uno tiene un diésel es todavía peor: el petróleo se abarata un 20%, pero el diésel sólo un 3,4%, según los datos del boletín petrolero de la UE.
¿Qué ha pasado con el otro 15%?
- Lo que les cuesta a las petroleras es un 20% más barato.
- Lo que le cuesta al consumidor sólo un 5,4%.
Las petroleras siempre cuentan que el refino es caro, que tienen costes, pero la diferencia es una caída brutal en el pozo y tan ridícula en el surtidor.
Una mala noticia económica a nivel global
Esta caída en el precio del petróleo tiene una bofetada de realidad en el surtidor, pero es que, además, es una mala noticia económica a nivel global. Es la bajada correcta (la necesitábamos), pero por los motivos equivocados, porque esos motivos son que los mercados internacionales están anticipando un freno en el crecimiento.
La OPEP –el cártel de países productores– ya ha recortado la previsión de ventas de petróleo en 80.000 barriles diarios y deja ahora su producción en 2 millones al día porque anticipa que ni Estados Unidos ni China, las dos locomotoras económicas del mundo, consumirán lo que se esperaba, es decir, anticipa que las dos economías se frenan.
No sólo se abarata el petróleo: también está cayendo el precio del cobre, el precio del hierro y de los materiales que suelen acompañar a las economías industriales si el crecimiento fuera a continuar.
Así que sí, hoy despertamos con señales de alarma, con caídas de materias primas y el temor a un aterrizaje forzoso de la economía, pero lo peor, con el mosqueo de que al consumidor sólo le llegan las subidas de precios y nunca las bajadas.
Ojalá existiera algún organismo o Ministerio para vigilar el consumo. Lo podíamos llamar Ministerio de Consumo. O alguna Comisión Nacional que investigara la Competencia. Se me ocurren hasta las siglas: CNMC, Comisión Nacional de Mercados y Competencia… ¡Qué ideas, eh!