Manuel Jabois, sobre el nuevo documental de Carles Tamayo: "Espeluznante, va a dejar bastante huella"
Se ha estrenado hace poco y empieza a tener una cuota de discusión en el ámbito público bastante interesante
Manuel Jabois sobre el nuevo documental de Carles Tamayo: "Espeluznante, va a dejar bastante huella"
Madrid
“Cómo cazar a un monstruo” es el nuevo documental del periodista Carles Tamayo sobre un hombre al que él conoció en su infancia que terminó condenado a veintitrés años de prisión por abusos sexuales a menores. Estaba condenado por violaciones, pero no entraba en la cárcel por el retraso de la justicia. No entraba en la cárcel y, de hecho, seguía teniendo contacto con menores, eso se ve claramente en el documental. Tamayo, el periodista termina consiguiendo que a este hombre lo encarcelen y el hombre en el momento de la detención le dice: “Tamayo lo pagarás caro”.
Espeluznante. Quería hablar de él porque creo que además va a dejar bastante huella. Se ha estrenado hace poco y empieza a tener una cuota de discusión en el ámbito público bastante interesante. Primero, por el funcionamiento de la justicia. Tamayo lo conoció de niño. Tamayo, cuando tenía doce años, frecuentaba mucho el cine porque tenía ambiciones cineastas y hacía cortos, etcétera, y entonces tuvo una cierta relación con este hombre. Entonces, cuando después de de la sentencia, hechos probados sentencia firme, veintitrés años de cárcel por abusos sexuales a menores, contacta con Tamayo y dice que él quiere hablar con él, que le quiere contar la historia.
Cuando Tamayo va allí a reunirse con él, le dice que si quiere pedir disculpas porque el juicio se ha celebrado y la sentencia es bastante clara y las pruebas serán clamorosas. El abusador dice no, que él quiere que cuente su relación con el cine, su biografía respecto al cine, su vida, su infancia, cómo empezó esto del cine, es decir, aprovechando su fama por una sentencia de abusos sexuales a menores, pues contar su vida. Él le decía que “esto de los menores es mentira, esto ya se tratará en su momento, pero yo quiero hablar de lo mucho que me influyó a mí el cine”. El cineasta, por supuesto, se queda pálido y le demanda disculpas, pero luego ocurre esto que que hemos dicho, dice, ¿este señor qué está haciendo libre? ¿Qué está haciendo libre? ¿Qué está haciendo moviéndose con libertad por ahí, como se ve, como se comprueba luego por documental?
Frecuentando, hablando y teniendo comunicación con menores y escribiendo a menores. Estando ya condenado por pederasta y siguiendo de esta forma. Hay una cosa que me gusta mucho del documental, que es ver el funcionamiento, el engranaje interior de una persona, probablemente, psicópata. Carente de emociones y, desde luego, sin ningún tipo de remordimiento, y su relación con la mentira.
Tamayo consigue abrir el cine en el que él trabajaba, el mismo en el que el condenado trabajaba. Abre un cuartito en el que hay una cosa muy sórdida, muy horrorosa, que era donde él practicaba esos abusos sexuales. En el juicio dice: “por favor, y de esto hay que tenerlo muy claro, es que yo tengo una disfunción eréctil. Yo no puedo abusar sexualmente de un menor”. La mentira flagrante mayor que puede haber en estos casos. Pero encuentran lubricante y entonces le pregunta Tamayo en el documental: ¿y el lubricante para qué era?
Y le dice el abusador: “no, las películas de treinta y cinco milímetros a veces se quedan pegadas” Es decir, la mentira por elevación lo lleva a un terreno, en el que al final dice que no sabe como eso llego ahí. Es decir, la degradación, en el pozo al que uno se sube, incluso en el que uno se sume cuando empieza a mentir para no asumir ningún tipo de responsabilidad, ningún tipo de ningún tipo de verdad en su vida es bastante curioso y deja la piel de gallina. El final es que es curioso porque termina adentrándose precisamente en el proceso judicial. Lo acelera y finalmente este hombre es encarcelado
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio...