Se comen los perros
Algún beneficio nos aporta Trump. A partir de ahora toda la gente normal podrá hacer como Kamala. Ante cualquier agresión xenófoba verbal, la buena respuesta será reírse de las barbas de quien la perpetra
Se comen los perros
Barcelona
Es una caricatura terrible del odio a los inmigrantes. La frase del candidato republicano Donald Trump inventando que los llegados a Ohio “se están comiendo los perros, se están comiendo los gatos, se están comiendo las mascotas” pasará a la historia de las truculencias más infames y ridículas. Atención, la ha dicho de corrido, como quien la tiene ensayada. La ha pronunciado en un momento solemne, su debate televisivo con la demócrata Kamala Harris para las presidenciales. Y sin ningún matiz, ni empacho, ni escrúpulo. Las expresiones de este individuo solían ser desagradables. Ya traspasan la frontera de lo miserable. Kamala la ha despachado eficaz y maravillosamente, como ha hecho durante todo el debate, entre ironías y firmeza. O sea, con una risotada, negando con la cabeza y recordando que eso era falso.
Pero algún beneficio nos aporta Trump. A partir de ahora toda la gente normal podrá hacer como Kamala. Ante cualquier agresión xenófoba verbal, la buena respuesta será reírse en las barbas de quien la perpetra. Cuando Alberto Núñez Feijóo dice que los inmigrantes están ocupando “nuestras casas”, que lo dijo, igual que Trump ha proferido en el debate que “no están quitando el sitio”, podremos preguntarle si también se han tragado su gato. Y si Miguel Tellado insiste en la conveniencia de las “deportaciones masivas” de inmigrantes, si se han zampado su perro. O a Santiago Abascal, o Jordi Turull y otros reaccionarios de Junts que asocian refugiados y asilados con delincuencia, si han masticado bien a sus animalitos preferidos.
A lo mejor incluso algunos grupos roqueros compondrán canciones con la bestial letra del multimillonario y presunto delincuente. Lo que nos vamos a reír.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...