James Mcavoy: "Me encanta interpretar personajes en la cuerda floja, entre lo aceptable y lo inaceptable"
El actor escocés protagoniza 'No hables con extraños', thriller psicológico y de suspense producido por Blumhouse y dirigido por James Watkins
James Mcavoy, un anfitrión temible en ‘No hables con extraños’
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Madrid
En esta era de Hollywood donde se toman lo mínimos riesgos y se busca a un público fiel que vuelva a las salas de cine, además de precuelas, secuelas o ficciones derivadas, también hay cada vez más remakes de películas de otros países que han sido un éxito a nivel local. Es el caso de No hables con extraños, la nueva propuesta de Blumhouse, artífice de títulos como Black Phone, Déjame salir y El hombre invisible, que se interesó por el thriller danés Gæsterne (Los invitados, traducido literalmente) tras su paso por Sundance hace dos años. Para adaptar esta historia y llevársela a terreno anglosajón, pensaron en James Watkins, director responsable de cintas como Eden Lake y La mujer de negro.
"Yo no había visto la película original, pero Blumhouse se puso en contacto conmigo y me dijo: oye, mira esta película, a ver qué piensas. Y me encantó. Me pareció fantástica. Ya me habían enviado antes muchas películas para decir, ¿estás interesado en hacer un remake de esto? Pero con esta película pensé dos cosas Aquí había una película brillante que existe y debería existir, y no quiero copiarla. Y también me permitía hacer algo ligeramente diferente, con un tono distinto. Si haces exactamente la misma película, por qué molestarse?, ¿por qué no simplemente ir a ver la película original? Pero pensé que también tenía la oportunidad de hacer una película que empezara con ese escenario y personajes, y explorar muchos de los temas relacionados con la forma en que negociamos las reglas y convenciones sociales, pero trasladándolo al Reino Unido e incorporando a estos personajes estadounidenses para que lo interpretaran en un tono ligeramente diferente y lo llevaran a un lugar un poco diferente", explica el realizador en conversación con la Cadena SER desde Los Ángeles.
El autor cambia varios elementos del film original y potencia otros para, partiendo de la misma premisa, ofrecer una versión distinta. La historia se centra en una pareja estadounidense que vive en Inglaterra, un matrimonio en crisis con una hija preadolescente. Su vida marchita y decadente da un vuelco cuando durante en unas vacaciones en la Toscana conocen a una familia británica que representa todo lo contrario. Él es carismático, un tipo decidido y con arrojo, que muestra solo amor por su devota esposa y su hijo. Semanas más tarde, los invitan a pasar un fin de semana a su granja en una zona rural de Inglaterra y lo que pensaban sería una experiencia reparadora y transformadora, al mirarse en el espejo de la otra familia, se transforma en una pesadilla.
"Yo decidí no ver la película original hasta que termináramos de hacer la nuestra, solo para poder tener mi propia respuesta al guion e interpretarlo de forma personal en lugar de tener otras imágenes, escenas o elecciones en la cabeza. Me pareció que estaba muy bien escrito. Toda la película andaba por una cuerda floja. Mi personaje camina por una cuerda floja todo el tiempo entre lo aceptable y lo inaceptable, entre una masculinidad positiva y una tóxica, y eso me pareció que abría una conversación emocionante. Lo que más me gustó fue que toda la película giraba en torno a un fin de semana entre dos parejas. Una pareja era un par de personas agradables, buenas personas, que tienen una relación horrible que nunca le desearías a tu peor enemigo. Y luego tienes a estas personas despreciables que tienen el tipo de amor con el que todos podemos soñar, y esa disparidad, esa yuxtaposición, era algo en lo que me pareció muy emocionante participar", confiesa el actor James Mcavoy, el anfitrión de esta historia y protagonista de la película junto a Mackenzie Davis y Scoot Mcnairy.
Con este planteamiento, James Watkins le da una vuelta maquiavélica a la típica comedia costumbrista británica en la que la escapada de una familia al campo para visitar a unos nuevos amigos se tuerce hasta límites inimaginables y se convierte casi en un experimento social y en una lucha por la supervivencia. Y ahí es donde emerge el lado oscuro del personaje de Mcavoy, un hombre a la antigua usanza, muy vehemente, y con opiniones de todo, especialmente contra lo que ahora se denomina lo woke -corriente de la ultraderecha contra movimientos por la diversidad y la igualdad básicamente-. "Siento que he conocido a gente como Paddy. Tal vez no a gente que hace cosas tan extremas, pero si es tipo de cara sonriente que no sabes muy bien por dónde va... ¿Es masculinidad positiva o masculinidad tóxica? Y eso no solo en cómo se relaciona con las mujeres, también en cómo afecta a los hombres. Me he encontrado mucho de eso. Quizás el hecho de que sea menos excepcional que algunos de los personajes de miedo que he interpretado en el pasado, lo hace más aterrador, y lo hace más aterrador porque sientes que hay gente así ahí fuera", admite el intérprete, reconocido por títulos como X-Men, Múltiple o Glass.
No hables con extraños juega con la incomodidad y la tensión, como también apunta Mackenzie Davis, y sobre todo con lo socialmente aceptado y no, con las reglas sociales, en este caso tan diferentes entre nórdicos y anglosajones, y con dónde marcar el momento entre la broma, el mal gusto y lo detestable. Si esos límites, también entre la verdad y la tomadura de pelo, acaban siendo perversos. "Es obvio que no son personas con las que deberías pasar tiempo, pero son tan honestas y abiertas sobre su lado oscuro que te hace también replantearte la situación. Quizás en cualquier reunión conocemos a alguien en una fiesta y algunos dicen algo horrible, o se portan mal, o tratan mal a alguien. Y no es hasta que estás en casa y estás acostado en la cama cuando dices, carajo, debería haber hecho algo. Debería haber dicho algo. Debería dejar de hacer eso, ¿sabes? Y de eso trata, en parte, la película, de esa conformidad social que nos hace aceptar no solo el mal comportamiento de otras personas, sino también el de la sociedad", reflexiona James Mcavoy sobre la dimensión sociopolítica y el lugar en el que nos pone como espectadores.
La película conserva muchas de las temáticas de Gæsterne, la cinta original, y marca distancias con las diferencias culturales, pero a su vez añade también sátira social, en la línea, confiesa el propio director, del cine del sueco Ruben Östlund o de la serie de Mike White The White Lotus. "Con el personaje de James Mcavoy había muchas oportunidades para el humor. Hacer humor incómodo de esa ansiedad social, era algo fascinante con lo que podía divertirme. Cuando las reglas sociales se rompen, lo que hay debajo de la superficie, emerge, y se aplican diferentes reglas, particularmente para mis personajes. En el tercer acto, cuando se enfrentan a un peligro mortal y a la muerte de sus hijos, quería explorar qué pasa cuando las reglas de la sociedad se encuentran con las reglas del hombre de las cavernas ¿Cómo reaccionas entonces?", se interroga el propio director de este thriller que llega a los cines el viernes.