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Opinión

Vacua saciedad

Sabemos lo que nos conviene y lo que debería llenarnos el estómago pero a menudo el bolsillo no llega

Najat El Hachmi: "Vacua saciedad"

Madrid

Abundan los artículos, los libros, las secciones en programas de televisión que se dedican a difundir información sobre dieta saludable. Coma usted productos frescos, mucha fruta y verdura, carne y pescado. Nos lo sabemos de memoria y estamos dispuestos a obedecer las indicaciones de los expertos pero luego vamos a la compra y resulta que llenar el carro con comida buena cuesta mucho más que hacerlo con su contrario, los abundantes sucedáneos, fabricados y saciantes, esos productos que ya encajan más bien poco en la definición alimento.

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Los estratos sociales se plasman en las estanterías de los supermercados y en los productos a los que se puede tener acceso. Sabemos lo que nos conviene y lo que debería llenarnos el estómago, pero a menudo el bolsillo no llega. Esta escasez antaño hubiera supuesto hambre de verdad, de la que tanto nos han hablado los abuelos, pero ahora el hambre no se ve porque el vacío en el estómago del pobre se camufla con piensos baratos, letales pero sabrosos.

Pasar hambre es ahora cosa de ricos que practican el ayuno intermitente y lo rompen con huevos de gallinas felices y fruta fresca traída de Brasil o té fermentado de Japón. O de mujeres bien que tienen en la delgadez extrema un distintivo de clase. Y el resto, los no ricos, copiamos sus costumbres, aspiracionales nosotros, esforzándonos por tener buena salud, no sea que vayamos a vaciar las arcas de la seguridad social con enfermedades que nos hemos buscado nosotros mismos por no saber comer bien. Ya ni morir por pobres nos van a permitir.

Najat el Hachmi

Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio...