La imposible vuelta al cole en Gaza

Medio millón de estudiantes no pueden ir a la escuela desde hace un año por la guerra

Ataque israelí en una escuela de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) que albergaba personas desplazadas en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza. / Anadolu

P. Morán Pablo_Moran

J. Bañuelos @JaviBanuelos

L. Riera LuciaRBC

Cadena SER14/09/2024 - 03:00 UTC

Es tiempo de vuelta al cole, pero bajo la represión de las bombas es algo imposible en lugares en guerra como Gaza. Allí hay alrededor de medio millón de estudiantes que no pueden ir a la escuela desde hace un año. La pérdida de esos meses de escolarización supone que muchos de los alumnos de bachillerato no han podido hacer los exámenes y ahora tienen que repetir curso.

“Hay muchos chicos de 16 años que deberían estar este año en un curso superior al que estarán”, explica Salma, trabajadora de Médicos Sin Fronteras en los Territorios Ocupados. Se basa en la experiencia de una amiga cercana con cuatro hijos para relatar la dureza de lo que viven los alumnos.

“Llevan dos meses preguntándole a su madre si pueden ir a la escuela, si alguien puede darles clase, si pueden organizar un aula en alguna tienda de la zona humanitaria en la que viven. No pueden encontrar un espacio para estudiar, y aunque lo hicieran, aunque encuentren un libro, un cuaderno y un bolígrafo para escribir, no tienen la atmósfera adecuada para estudiar, no tienen el clima propicio con los drones sobrevolando el cielo, las bombas cayendo a su alrededor y con todo el miedo y la inseguridad que sienten. No pueden concentrarse. No pueden hacer nada”, lamenta.

Cuando los padres intentan pedir ayuda a alguien para que guíe a los menores y les de algún apoyo psicológico, la única respuesta que reciben es que repitan el año que viene.

“Los padres no pueden ofrecerles nada a sus hijos porque ya tienen demasiadas responsabilidades sobre sus hombros. En concreto, mi amiga tiene que trabajar, tiene que cocinar, tiene que prender la hoguera, buscar comida y agua todos los días. Tiene que hacer demasiadas cosas a diario”, explica Salma. Con todas esas responsabilidades para cubrir las necesidades básicas de su familia, la educación queda en un segundo plano.

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