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"No me quiero esconder más": el impactante relato de la víctima de abuso sexual de Hugo Mallo

Tras más de cinco años de silencio, Carme Coma aparece públicamente para hablar de lo sucedido y del proceso

Carme Coma, víctima de un delito de abuso sexual por parte de Hugo Mallo

El pasado 24 de abril de 2019 ocurría un hecho deplorable durante un RCD Espanyol - RC Celta de Vigo. Hugo Mallo, por entonces jugador celtista, fue protagonista pero no dentro del campo, sino fuera de la contienda, cuando realizó tocamientos a una animadora vestida de mascota perica, tal y como ha determinado la sentencia final del caso, condenando a Mallo por un delito de abuso sexual. En dicha sentencia, se estipula que "el acusado, en el momento de realizar los saludos tanto a los componentes del equipo contrario como a las dos personas que caracterizan las mascotas del equipo Español", al acercarse a la víctima, "le metió las manos por debajo del disfraz y le tocó los pechos".

Más de cinco años después de los hechos, Hugo Mallo ha sido declarado culpable de abuso sexual por parte del Juzgado de lo Penal 19 de Barcelona y le ha impuesto una sanción de 6.000 euros en concepto de multa, 1.000 de indemnización por daños morales con intereses y el pago de las costas procesales incluida la acusación particular. Ahora, tras este proceso que se ha alargado durante años, la víctima ha decidido romper su silencio y ha concedido una entrevista al diario AS, donde ha hablado largo y tendido sobre lo sucedido y todo lo que ha tenido que vivir desde entonces hasta llegar a ese 12 de septiembre en el que se conocía la sentencia.

"Me bloqueé tanto que me avergonzaba decir lo que había pasado"

Carme Coma es la mujer que había debajo del disfraz animador del RCD Espanyol. Tras un largo silencio, ha aparecido en los medios de comunicación y ha expuesto sus vivencias sin tapujos. Asegura que ha decidido romper su silencio y abandonar el anonimato el día de la sentencia porque no se quiere esconder más. "He pasado cinco años largos en el anonimato con mucha vergüenza y miedo por lo que me pudiera pasar tanto a mí como a mi familia y personas cercanas", apuntando que durante este tiempo lo único que ha hecho es "buscar las herramientas legales de que disponía para defenderme de una conducta que me ha causado mucho daño".

"Ahora que se ha dado esta exposición mediática es cuando creo que me encuentro en la obligación de hacer saber que a las personas normales también nos suceden estas cosas", explicó a los compañeros de AS, afirmando con rotundidad que lo que le pasó a ella "podría haberle sucedido a cualquier otra persona que estuviera haciendo mi trabajo. También a un hombre", haciendo hincapié en que ya ha abandonado el miedo que tenía, "porque lo que explico y lo que ha ganado es la verdad". Y es que, en sus propias palabras, en un primer momento no supo cómo afrontar lo sucedido, pero rápidamente decidió actuar.

"En un primer instante, me bloqueé tanto que incluso me avergonzaba decir lo que me había pasado. Fue al cabo de un rato cuando exploté y asimilé que era un ultraje sobre mí que no podía ni debía tolerar", contó, para después relatar que se puso en contacto tanto con el Espanyol como con el Celta, mostrando agradecimiento para el club perico por su apoyo y asistencia y afirmando que de los gallegos solo recibió "una respuesta institucional". De quien no ha tenido comunicación es de Hugo Mallo y su entorno en estos últimos cinco años.

Hugo Mallo recurrirá la sentencia

Desde un primer momento, Hugo Mallo negó los hechos, alegando por aquel entonces que consideraba la acusación "una broma" y defendiendo que durante el saludo él estaba centrado en el partido, sin tener conocimiento de que la mujer lo había señalado hasta que el Celta le comunicó la acusación al día siguiente durante el entrenamiento, defensa que mantiene y que ya ha anunciado que llevará hasta recurrir la sentencia para demostrar su inocencia. Ante esto, Carme Coma es bastante clara. "Tiene el derecho de defenderse como crea oportuno, igual que ya hizo ante un juez que ha decretado su culpabilidad", dijo con contundencia.

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Además, ha querido dejar de manifiesto que el aspecto monetario no era su máxima, de ahí las cantidades pedidas desde su defensa, porque, asegura, "una de nuestras fortalezas pasaba por dejar claro que no quería una compensación económica, simplemente quería que se hiciera justicia". Pero en ese proceso ha tenido bastantes altibajos y dudas, con personas de su entorno que no veían claro que se embarcara en tal cosa por considerar que partía en inferioridad e incluso que "no tendría apoyo legal".

"Pasé un montón de tiempo sin querer que se hablara del tema. Cuando vi que se hizo público, justamente en el AS, seguía con muchísimas reservas. Hasta que no ha salido la sentencia, he sufrido muchísimo porque aún hay gente por ahí que no considera un ultraje lo que pasó, por eso temía que la verdad no quedara reflejada", se sinceraba Coma, que explicó que fue un duro golpe cuando el Juzgado de Primera Instancia de Cornellà decretó el sobreseimiento provisional del caso, pero su deseo de que "quedara claro que un comportamiento de ese tipo no se le puede hacer a nadie" era más fuerte.

Así, en esta exposición pública, Carme Coma ha dejado una reflexión final esperando que este proceso haya servido para algo. "Si de alguna manera esto deja ver al sustrato de la sociedad, que son los niños y jóvenes, que estos comportamientos de gamberro de patio de colegio no se pueden hacer porque tienen consecuencia, ya habremos avanzado algo. Antes de que un niño le levante la falda a una niña o un adolescente le tire del sujetador a otra, se lo pensará dos veces. Si sirve para eso, yo ya estaré satisfecha".