Ganar el debate presidencial en Estados Unidos no es sinónimo de ganar las elecciones, pero ayuda a llegar a la Casa Blanca
En Estados Unidos se han televisado un total de 33 debates electorales entre candidatos a la presidencia. Tan solo en 17 de ellos el ganador fue después el que consiguió la victoria en las elecciones, pero el 85% de los que acabaron en el Despacho Oval sí ganaron el debate decisivo
Ganar el debate presidencial en Estados Unidos no es sinónimo de ganar las elecciones, pero ayuda a llegar a la Casa Blanca
Madrid
El primer cara a cara entre Donald Trump y Kamala Harris, que fue seguido por 67 millones de personas, ha dejado frases muy sonadas y delirantes como que los inmigrantes haitianos se comen en Springfield a los gatos y a los perros, o que los demócratas permiten el aborto en determinados estados después de que el bebé haya nacido, al noveno mes. Lo que ya no sería un aborto, sino un asesinato. Afirmaciones que ha ido repitiendo el candidato republicano, que fueron incluso desmentidas por los propios moderadores del debate y que, unido al gran papel que presentó Kamala Harris, llevaron a que la candidata demócrata fuese vista como ganadora por la opinión pública. Pero, ganar el cara a cara no es sinónimo de acabar en la Casa Blanca. En Estados Unidos se han televisado un total de 33 debates electorales entre candidatos a la presidencia. Tan solo en 17 de ellos el ganador fue después el que consiguió la victoria en las elecciones, pero el 85% de los que acabaron en el Despacho Oval sí ganaron el debate considerado como decisivo.
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"Sin menospreciar la gran importancia que ha tenido el debate, no creo, ni muchísimo menos, que pueda ser definitivo ni definitorio. ¿Por qué es entonces importante? Porque Harris se perfiló como una candidata sólida, perfectamente presidenciable", explica José Antonio Gurpegui, catedrático de estudios norteamericanos en la Universidad de Alcalá, que apunta a que no cree que este cara a cara haya provocado que Trump haya perdido alguno de los votos con los que ya contaba: "La fidelidad del votante de Trump es muy superior a la que ha tenido cualquier otro político en Estados Unidos."
A los debates no se va a ganar, sino a no perder, apunta, por eso fue tan importante el pasado entre Trump y Joe Biden, "probablemente, el más trascendente en la historia" porque motivó la renuncia del presidente en ejercicio. Los lapsus de un Biden muy cuestionado por su estado de salud acabaron por hundir su candidatura: frases, momentos y situaciones que han marcado una elección y que se han repetido a lo largo de la historia.
La importancia de la imagen
En 1960, en el primer debate televisado entre Kennedy y Nixon, la imagen ofrecida por el segundo -sudado y mal afeitado-, provocó que este enfrentamiento, el más seguido pese a que hubo otros tres, le otorgase a Kennedy muchos puntos a favor. De hecho, JFK acabó ganando las elecciones. 16 años más tarde, Gerald Ford, entonces presidente republicano, se enfrentaba a Jimmy Carter. En total, disputaban tres debates pero, sobre todo, una frase de Ford quedaría para el recuerdo: "No hay dominación soviética en el este de Europa y nunca la habrá bajo la administración Ford". La afirmación fue muy criticada poniéndole la etiqueta de decisivo al segundo cara a cara. Carter también acabó ganando las elecciones.
Otro debate trascendental fue el que mantuvieron hace ocho años Hillary Clinton y Donald Trump, donde vimos una actuación del republicano muy similar a la actual: "Un candidato que atenta, digamos, contra el sentido común, la lógica, la razón. Eso en cierta forma motivó que Clinton relajara su campaña". La candidata demócrata ganaba los dos debates, pero perdía las elecciones. Una situación que tan solo se ha repetido otra vez en la historia de Estados Unidos, en 2004, cuanto John Kerry ganó los tres debates a George Bush y aún así no pudo sentarse en la Casa Blanca. Entre los errores de Clinton, "explotar el factor mujer", comenta, una experiencia previa de la que ha aprendido Harris, que ha evitado hacer de esto o del hecho de ser afroamericana "algo diferencial".
Debates aparte, si hay una regla que casi siempre se ha cumplido es la de que "quien recauda más dinero, gana las elecciones". Durante el mes de julio, Harris recaudó tres veces más que Trump, lo que para el experto es "un dato muy significativo". Pero con Donald Trump y sus votantes todo es impredecible. En 2016, el republicano también recaudó mucho menos dinero que su rival, rompió con la norma y acabó en la Casa Blanca, aunque eso sí, lo invirtió mucho mejor que Hillary Clinton.
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