Juanjo Millás naufraga en un mar de zapatillas

Madrid

Antes de entrar Juanjo se cerciora de que hay puertas del pánico por si le ataca la angustia en medio de dos estanterías. Quiere comprarse un chándal y teme que entre la variedad no sea capaz de elegir uno. Siempre ha elogiado a la gente que tiene criterio porque él, dice, carece completamente de él. Le acompaño y que se lo que el dios del deporte quiera.

El de San Sebastián de los Reyes es el Decathlon más grande de España. Ocho mil metros cuadrados en los que casi cabría el Vaticano. Y, como en esta ciudad, cada día peregrinan cientos de amantes del deporte y otros que lo intentan.

La primera imagen es la de las bicicletas. Las combinaciones son incontables: eléctricas, analógicas, sillines, cambios de marcha, pistones, peso… Mochilas, zapatillas en cantidades que te inundan como si estuvieras en un sueño ¿es necesaria tanta variedad? En un mundo en el que se le habla de tan pocas cosas importantes por qué hay tanta oferta de lo accesorio. Nos sorprende descubrir que todos los materiales y objetos que venden están perfectamente estudiados y probados en una “ciudad-laboratorio” en Lille. Más de quinientos ingenieros prueban y estudian cómo tiene que ser la perfecta zapatilla de montaña, la camiseta con el mejor tejido, la mochila más resistente y que mejor se adapta a una espalda de hombre o de mujer. Trabajan con deportistas de élite jubilados y con personas normales para averiguar cuál es el criterio que prima (y que le falta a Millás)