Pero cómo me la maravillaría yo
Vanidoso y narcisista, vanidista y narcisoso, ver a Trump dar un mitin o participar en un debate le revuelve las tripas al más templado
Ignacio Martínez de Pisón: "Pero cómo me la maravillaría yo"
Madrid
El programa electoral de Donald Trump es el mismo de Lola Flores: "Pero cómo me la maravillaría yo, pero cómo me la maravillaría yo..." O sea: "No me pida usted que prometa nada. Solo le digo que yo lo haría todo bien y que Kamala Harris, peligrosa bolchevique, devoradora de mascotas, cómplice de facinerosos haitianos, asesina de fetos en el último mes de gestación, lo haría todo mal".
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Trump se repite más que Tubular Bells, de Mike Oldfield. ¡Si por lo menos fuera capaz de inventarse de vez en cuando una acusación nueva, como, por ejemplo, conductora kamikaze, atascadora de cloacas, violadora de ornitorrincos...!
Vanidoso y narcisista, vanidista y narcisoso, ver a Trump dar un mitin o participar en un debate le revuelve las tripas al más templado. Ese hombre es capaz de mostrarse al mismo tiempo desdeñoso y victimista, malencarado y coqueto, faltón y zalamero, enojado y risueño...
¿Y qué me dicen de ese extraño color anaranjado que, producto tal vez de la exposición a alguna nube radiactiva, se ha apoderado de su pelo y de su tez hasta convertirlo en un muñeco de dibujos animados? El Trump que aspira a regresar a la Casa Blanca se parece cada vez más al Trump que en la serie Los Simpsons llevó al país a la bancarrota. La realidad no le permitió lograr esa hazaña en el primer mandato, pero quién dice que en el segundo no le permitiría cualquier barbaridad.
Àngels Barceló escucha lo que dicen de Trump tras el debate y no puede contener la risa