Manuela Carmena: "Si tuviera diez años menos me volvería a presentar a la alcaldía"
La exalcaldesa del Ayuntamiento de Madrid ha hablado con Mara Torres de su desencanto con la política y afirma que no salvaría ningún mitin de ningún partido y de ningún político
María Carbonell
La amapola es una flor que "surge sin condiciones ni cuidados, y que sin embargo es capaz de suscitar una atracción enorme porque es extraordinariamente original entre lo que no es lo suyo". Amapola es el seudónimo que ha elegido Manuela Carmena para su conversación con Mara Torres y, como la flor, ha sabido destacar en cada una de sus facetas: abogada laboralista, jueza y alcaldesa del Ayuntamiento de Madrid entre 2015 y 2019.
Manuela Carmena: "Si tuviera diez años menos me volvería a presentar a alcaldesa"
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Manuela se crio en Madrid, en una familia acomodada en la que la frase "la pereza es la madre de todos los vicios" era casi un dogma. Estudió en un colegio de monjas francesas y ellas fueron las que la llevaron por primera vez a un poblado chabolista en Vallecas. "Consideraban que hacer una labor social consistía en enseñarles el catecismo. Yo pensé que era una tontería enseñar el catecismo si no sabían leer". Con un pequeño grupo de amigas acudía también los sábados para llevar la merienda e intentar dar clases de lectura a los niños. Ese fue su primer contacto con la pobreza.
Estudió derecho porque su padre insistió, en la universidad se unió al Partido Comunista de España y sus pasos la llevaron a convertirse en abogada laboralista y cofundar los despachos de Atocha. Esos despachos que el 24 enero de 1977 sufrieron un atentado cometido por terroristas de extrema derecha, que pasaría a la historia como "La matanza de Atocha" y del que Manuela Carmena se libró por los pelos. "Me queda una sensación de deuda. ¿Por qué no pudieron madurar, tener hijos, ver la democracia de este país, y yo sí?".
Manuela terminó dejando el PCE cuando se dio cuenta del teatro que se escondía detrás de la política y de los mítines. Un desencanto que la sigue acompañando a día de hoy. "Nunca los he podido soportar. No tiene sentido reunir a la gente y exacerbar para conseguir coreos y aplausos sobre los temas que se plantean. Es ridículo".
Su primer destino como jueza fue La Palma y desde su despacho consiguió destapar la corrupción que rodeaba alguno de sus compañeros que aceptaban dinero a cambio de acelerar ciertos procesos. Ya jubilada y echando la vista atrás a sus 30 años de carrera en la judicatura, cree que la modernización de la Justicia es aún una tarea pendiente.
De sus años como alcaldesa del Ayuntamiento de Madrid también ha hecho balance. "Aprendí que ahora todos, viejos y jóvenes, tenemos la tarea de cuidar la democracia". Sin embargo, esos cuidados ya no los ejercerá más desde el puesto de alcaldesa. "Soy muy mayor. Yo creo que si tuviera 70, a lo mejor me animaba a presentarme"
Irene González-Higuera
Graduada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional...