Problemas concretos

Madrid

Está muy bien que el Gobierno proponga algunas cosas concretas, como acabar con el delito de la ofensa religiosa. Ya explicó el humorista británico Mr. Bean, en la Cámara de los Lores, que uno elige las ideas que defiende y no basta creer en ellas para quedar por eso protegido contra la crítica o incluso contra la burla. Lo que pueden exigir las personas religiosas, por ejemplo, es respeto a su propia libertad de expresión. Está muy bien que el Gobierno trasponga rápidamente la directiva europea para obligar a los medios de comunicación de todo tipo a declarar quiénes son sus propietarios y cuánta publicidad oficial reciben. Es más dudoso que la regulación del secreto profesional de los periodistas no acabe restringiendo el uso de ese instrumento imprescindible para el buen periodismo.

Ya decía un famoso profesional, también británico, que cada vez que su gobierno legislaba contra la prensa amarilla, el que acababa perjudicado era el Financial Times o The Guardian. En términos generales, es dudoso que España necesite un plan de regeneración, así, en bruto, sino cambios concretos que solucionen algunos problemas concretos. Y en términos generales, es posible que lo que España necesite más urgentemente es que la justicia tenga medios para no funcionar de la manera tan peligrosamente lenta como hace, o que la Sanidad tenga suficientes profesionales para acabar con las listas de espera, o que la Escuela Pública y la Concertada tengan menos diferencias en cuanto a la procedencia económica de su alumnado, o que nadie escape a sus obligaciones fiscales, o que el Congreso debata y enmiende más leyes y menos decretos leyes.