Necesitamos más hombres buenos

Madrid

El paisaje que está dejando la violencia contra las mujeres en los últimos tiempos es desolador. No hay más que leer los titulares. Asesinadas, violadas, acosadas y ahora el terrible caso de Giséle Pelicot en Francia. Solo el más ciego de los ciegos puede no darse cuenta de que estamos ante un fenómeno estructural llamado patriarcado y su expresión feroz que es el machismo en sus distintos grados.

No se fue nunca, pero ahora se manifiesta con una virulencia inusitada gracias a que tiene más medios para difundirse. Y a que estamos ante un proceso de reacción contra los avances en igualdad. Esto es: ante los logros del feminismo. Las que no perdemos ninguna oportunidad para señalar lo que nos oprime estamos cansadas, hay que confesarlo. La lucha está siendo muy larga y los vientos que soplan contra la propuesta que defendemos de un mundo más justo se están convirtiendo en huracanes. Solas no podemos, necesitamos que los hombres buenos alcen su voz igual que lo hacemos nosotras.

Que no titubeen, que no miren hacia otro lado, que no justifiquen a los verdugos, que miren más allá de su sexo. Los maltratadores y los agresores son responsables de sus actos y tienen que responder por ellos, pero a menudo cuentan con demasiados cómplices en su entorno, los que no hacen nada y creen que esa es la postura moral correcta. No lo es, la indiferencia ante el abuso es siempre cómplice y el silencio una pieza clave del engranaje de la violencia.