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¿Por qué hemos vivido el verano con menos incendios de los últimos 10 años?

Muchos veteranos anti-incendios españoles coinciden: “afortunadamente el bosque estaba más húmedo”, excepto en el sur. Los expertos dicen que las lluvias de final de primavera son la clave, pero avisan: "no siempre"

¿Por qué hemos vivido el verano con menos incendios de los últimos 10 años?

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La temporada alta de incendios y el verano se han cerrado en España el pasado 21 de septiembre con un 50% menos de superficie quemada que la media de los últimos 10 años. El dato es extraordinario y lo avalan las cifras en detalle que facilita a la SER el Ministerio de transición ecológica. Por ejemplo, ha habido muchos conatos - 4250- pero todos se han conseguido apagar rápidamente sin causar grandes daños. Hemos tenido 1508 incendios -17 de ellos grandes- lo que suponen 44.000 hectáreas quemadas. Todas son, en distintas medidas, valiosas, pero de ellas, hay 10.000 que son de árboles. Y esa es la foto, aunque los datos todavía pueden sufrir alguna variación debido a los últimos fuegos de septiembre.

En todo caso, estamos en las cifras más bajas de la década. 44.000 hectáreas quemadas pueden parece muchas -y lo son- pero hay que ponerlas bien en contexto. Para ello, revisamos los datos de años anteriores y elegimos dos ejemplos muy gráficos. En 2017, por ejemplo, hubo 4280 incendios, casi cuatro veces más que este año. Otro año, 2022. En el fatídico verano de hace dos años, se quemaron la friolera de 252.000 hectáreas, incluyendo los gigantescos incendios de La culebra (Zamora) y Bejís (Castellón). Son cinco veces más hectáreas que las de este año.

Así que, sin duda, estamos en cifras de récord por lo positivas.

¿A qué se debe la bajada de fuegos?

Hemos hablado con uno de los mayores expertos de España a la hora de entender la interacción entre las plantas y el fuego. Se llama Juli G. Pausas, es investigador del CSIC y del Centro de investigaciones de la desertificación (CIDE) de Valencia. Acaba de publicar "Incendios Forestales. Una introducción a la ecología del fuego", un libro en el que defiende la tesis de que los incendios forman parte de la naturaleza y han moldeado la diversidad de nuestros ecosistemas. Pausas explica que "existen regímenes de incendios que son totalmente sostenibles desde el punto de vista ecológico y que son los cambios provocados por la humanidad lo que han generado regímenes de incendios insostenibles".

Nos ha explicado las razones de lo que ha pasado este verano pero anotando lo primero dos cuestiones previas: La primera -y es muy importante- es que aunque ahora hablemos de elementos que hacen que haya más fuegos, "el fuego no una máquina exacta y su aparición no es matemática". Dice Juli Pausas que "es la suma y combinación -a veces aleatoria- de todos estos factores unidos". No es tan sencillo como "si hay esto y esto otro se producirá un fuego". De hecho, explica, "a un verano como este, le puede suceder el siguiente con -exactamente- las mismas condiciones, y que sea un verano devastador".

La extinción rápida

Lo primero, dice Pausas, "no está mal anotarlo aquí como homenaje a su trabajo". Tenemos unos equipos de extinción magníficos en España: "son rápidos, están muy bien entrenados" y cada vez saben más de fuegos. Sigue habiendo problemas laborales en la mayoría de plantillas autonómicas y locales de bomberos y técnicos forestales. Sin embargo, su pericia y veteranía ha servido para dejar en "casi nada" la mayoría de igniciones en bosques españoles. Así que, la rápida labor de los equipos de extinción de incendios apagando miles de conatos que no han ido a más, es el primer factor. Aunque no es el más significativo. "Ya hemos visto que el escenario de fuegos cero es imposible, nos gastemos el dinero que nos gastemos", resume Juli Pausas. Tenemos que asumir que se darán las condiciones para los fuegos. Y que este escenario se está intensificando con el cambio climático.

Olas de calor más cortas

El calor seca las plantas. Unido a otros factores, les absorbe la humedad. Las deja en un estado penoso o, directamente, las seca. En el caso de las herbáceas, al final siempre acaban secándose con las altas temperaturas. Pero otras especies resisten todo el verano. Si las olas de calor duran muchos días -con temperaturas altísimas de día y sin refrescar por la noche- el efecto de secado de las plantas es mayor.

Este verano las olas de calor han sido más cortas. La mayoría de veteranos de la extinción de incendios consultados para hacer esta noticia confirman que "el bosque estaba algo más húmedo", excepto en la zona sureste. Entre otras cosas, se debe a que este año hemos tenido periodos más cortos de calor extremo.

Menos episodios de viento

"El viento aviva los fuegos y puede convertir una pequeña extinción en un gran incendio", dice Pausas. En su zona, la Comunitat Valenciana, las temidas "ponientadas", episodios de fuerte viento de poniente ayudaron a crear incendios como el de Bejís que mencionábamos al principio. Este año, y este factor es muy determinante, explica Pausas, "hemos también menos episodios de viento o no han coincidido con días de mucho calor".

La lluvia de final de primavera

"No siempre es bueno que llueva mucho", explica el experto. Por ejemplo, si hay mucha lluvia durante la primeravera, el monte bajo se llena de herbáceas que luego se secan y generan muchísimo combustible para los grandes incendios. Sin embargo, este año, "en un escenario de mucha sequía y poca agua, calló mucha en gran parte de España al final de la primavera", dice. Esas lluvias "fueron salvadoras porque la planta, al final de primavera ya no crece, pero la lluvia si la hidrata y la hace más resistente al incendio". La lluvia a final de la primavera y no al inicio es la clave de esta situación.

No hay que confiarse

A pesar de las buenas cifras, "lo de este año es espejismo, no tendencia", dice Pausas. "Y mucho más en el escenario de cambio climático en el que nos encontramos en el que se van a intensificar los fenómenos extremos. Sigue siendo pertinente recordar, por tanto, cuales son las soluciones para, como dice este experto, "tender a preparar el paisaje para el fuego sea lo más pequeño posible".

La receta no es sencilla y engloba a todos los gobiernos y a los ciudadanos. La primera cosa que hay que hacer es continuar y amplificar las labores de silvicultura que se han perdido en muchos montes españoles. Limpiar las herbáceas, el sotobosque y las partes bajas de árboles -o incluso árboles enteros- hace que disminuya el combustible. Este experto también aboga para esto por "quemas controladas, potenciar a los herbívoros autóctonos o de ganadería tradicional en los espacios naturales y estimular la agricultura local.

No es facil, explica, pero como tenemos claro que "nunca va a dejar de haber incendios, porque son algo que forma parte de la naturaleza", el año que viene toca volver estar alerta.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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