Un exescolta desvela las provocaciones de su amenazado por ETA en las Herriko Tabernas: "Se ponía a cantar el 'Cara al sol'"
Los guardaespaldas hablan sobre los abusos de sus protegidos y las situaciones de peligro que ellos mismos generaban
Hace casi 30 años, la banda terrorista ETA arrancó con su campaña conocida como 'la socialización del sufrimiento'. El grupo terrorista dio un giro en su estrategia y añadió en sus objetivos mortales a políticos, periodistas, concejales, empresarios, funcionarios y fiscales. La falta de policías capacitados para proteger a las personas amenazadas por la banda forzó al Estado a facilitar el envío de 3.000 escoltas privados al País Vasco.
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Llegaban de todas las partes de España, convirtiendo a Euskadi en uno de los lugares del mundo con mayor concentración de guardaespaldas armados. Muchos llegaban sin apenas experiencia y sin darles formación: "Un examen tipo test y un ejercicio de tiro, que suspendí", explica uno de los entrevistados en el programa de 'Salvados' de este domingo, en el que Gonzo habla con cuatro exescoltas para conocer cómo fue su trabajo, cómo llegaron hasta allí y su vida después del fin de ETA.
Abusos y provocaciones
A lo largo del documental, los guardaespaldas, que arriesgaron su vida para proteger a los miles de ciudadanos, detallan el abuso que vivieron durante años por parte de sus protegidos, que, en ocasiones, les veían "como un chófer", "servicio doméstico" y hasta "perros que tengo en la entrada". Los exescoltas recuerdan cómo, en ciertos momentos, eran los propios protegidos los que generan las situaciones de peligro.
"A esta persona le gustaba entrar en las Herriko Tabernas a calentar al personal", cuenta Francisco Díaz, exescolta. "Se ponía a cantar el 'Cara al sol' y cuando los vascos ya no aguantaban e iban a por él decía 'mis escoltas'", explica, recordando cómo utilizaban su protección para salvarles de sus atrevimientos.
Díaz también detalla la vez que su protegido quiso meterse en las 'txosnas' que llevaban las juventudes abertzale en las fiestas de Santurce. "Llamabas a la central o la Ertzaintza y decías 'hago un cierre parcial de servicio porque el protegido está entrando en las txosnas'", relata. Cuando el protegido salía, tenía que volver a llamar para reanudar el servicio. "Así hasta 23 veces en un plazo de dos o tres horas", cuenta Francisco Díaz, que reconoce que la Ertzaitza llegó a bromar con que dejase que lo matasen, para no llamarles más.
El exescolta Aitor Goikoetxea recuerda que su protegido también generaba situaciones de conflicto con la izquierda abertzlae. "Me acerqué y le dije 'está provocando una situación en la que luego me va a mirar a mí para que le saque de ella'", explica. Goikoetxea cuenta "el asco" que sintió cuando escuchó a dos protegidos asegurar que "ahora les vendría bien un atentado". "Estamos luchando contra ETA, el Gobierno vasco se está gastando millones en protegerles a ustedes para que ahora digan ustedes que les conviene por política o por prensa que haya un atentado", lamenta recordando el momento el exguardaespaldas vasco.
Aitor Goikoetxea también cuenta a Gonzo que ha tenido que acompañar a sus protegidos "a sitios que otros no vamos". Desde casas de sus amantes, a puticlubs o fiestas privadas, eran algunos de los lugares a los que Goikoetxea ha tenido que acudir para cumplir con su responsabilidad.
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