Luis García Montero reflexiona sobre el "ruido manipulador" que hay por Venezuela y no se olvida del PP

Madrid

Cuando las situaciones graves se convierten en demagogia comunicativa para agredir a un Gobierno, se produce una falta de respeto no sólo contra el Gobierno, sino contra las víctimas que están sufriendo la verdadera gravedad. Tengo muchos amigos venezolanos que lo están pasando mal desde hace años, y por eso me entristece el ruido manipulador sobre Venezuela.

El Gobierno español pidió que se publicaran las actas de las pasadas elecciones cuando dudó de los resultados oficiales, ofreció refugio en nuestra embajada al candidato Edmundo González, consiguió sacarlo del país en un avión y darle asilo en España, como a otros miles de venezolanos. No entiendo cómo se quiere hacer cómplice al Gobierno español de una dictadura.

O sí lo entiendo. Al neoliberalismo se le ve el plumero. Lo que ocurre es que se están evidenciando las diferencias a la hora de entender lo que es una democracia. Para algún portavoz del PP parece que es propio de dictadores regular el Estado y aprobar una justicia fiscal que cobre impuestos a los ricos.

A los ricos de Venezuela que cuida la Comunidad de Madrid, migrantes muy bien tratados, no se les ayuda a defender su libertad de expresión o su libertad de movimientos. Se les ayuda a que se desentiendan de pagar los impuestos que sirven para mantener la sanidad pública, la educación y los servicios sociales de los madrileños. Para nuestra derecha, la libertad democrática es algo parecido a la irresponsabilidad fiscal de las grandes fortunas. Eso defienden para España, hasta el punto de identificar nuestra sociedad con otras donde sí existen situaciones graves de represión. Decir que España es una dictadura supone lavarle la cara a cualquier dictador. Vaya tristeza.