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Michael Cunningham: "La crisis migratoria es una pandemia en marcha que no estamos reconociendo"

El escritor y premio Pulitzer, autor de 'Las Horas', regresa con una nueva novela. 'Día' está atravesada por la irrupción de la covid, pero el escritor aborda todas las otras crisis o pandemias que atraviesa el ser humano. La insatisfacción, la fragilidad del amor, el duelo, la familia, las nuevas paternidades y maternidades o la búsqueda de la identidad

Michael Cunningham: "La crisis migratoria es una pandemia en marcha que no estamos reconociendo

Michael Cunningham: "La crisis migratoria es una pandemia en marcha que no estamos reconociendo

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Michael Cunningham (Cincinnati, Ohio, 1952) es uno de los autores más aclamados de la ficción estadounidense actual, un maestro de la novela romántica. Desde A Home at the End of the World, su primera novela, a Las Horas, por la que ganó el premio Pulitzer, sus obras han sido adaptadas al cine, tocando la fibra sensible de lectores y espectadores. Su última novela es Día, publicada por Lumen, un trabajo que ha aplaudido ya la crítica literaria. De nuevo una historia de amor, que tanta mala prensa tiene, como advertía Gustavo Martín Garzo en La Hora Extra. Una historia de relaciones familiares, sea lo que sea eso que llamamos familia, y con personajes que atraviesan una crisis que es individual y colectiva.

Día son tres instantáneas de un mismo día, el 5 de abril, de tres años diferentes: 2019, 2020 y 2021. Sí, la pandemia de la Covid irrumpe en la novela, es un recorrido desde la mañana a la tarde y que termina en la oscuridad de la noche. Algo intencional, reconoce el escritor en la Cadena SER. "Pero no quise escribir una novela sobre una pandemia, sino sobre pandemias entre comillas. Las novelas no tratan sobre virus, sino sobre seres humanos, sobre cómo los seres humanos sobreviven o no a la catástrofe. Espero que la pandemia sea una presencia poderosa, pero que no sea realmente el aspecto central del libro. El aspecto central del libro son esas personas y cómo se las arreglan", dice.

Los personajes de Día son un matrimonio formado por dos artistas, Dan e Isabel, músico y fotógrafa. Tienen dos hijos, Nathan y Violet, uno un adolescente y la otra una niña pequeña. Robbie es el hermano de Isabel, que vive en la casa familiar hasta que debe mudarse para que su habitación la ocupe Nathan. Hay un triángulo afectivo entre los tres adultos muy interesante, sobre todo por la relación entre Dan y Robbie, que es homosexual. Y se cruza otra pareja, la formada por Chess y Gareth, que han tenido un hijo que ella quiere criar en solitario. Ese era el acuerdo. Pero todo en esta historia está sometido a la fragilidad del ser humano. Cunningham escribe con tal sensibilidad, que conmueve a cualquiera, sus historias y personajes acompañan y consuelan.

Cubierta de &#039;Día&#039;, de Michael Cunningham

Cubierta de 'Día', de Michael Cunningham / Lumen

Cubierta de &#039;Día&#039;, de Michael Cunningham

Cubierta de 'Día', de Michael Cunningham / Lumen

We are all born naked and the rest is drag. Todos nacemos desnudos y el resto es drag o disfraz, que es como se traduce esta frase mítica de RuPaul en la novela. ¿En qué momento esos disfraces y máscaras, ese drag, empieza a pesarnos demasiado?

Jajaja. Lo único que se me ocurre decir es que hay que seguir cambiándose de ropa. Si el drag o el disfraz empieza a pesarte, se te hace viejo, prueba con otro. Es una respuesta simple e improvisada, porque sé que a pesar de la sabiduría de RuPaul, no siempre es tan fácil cambiar, ponerse otro disfraz. Estamos hablando metafóricamente de ese momento en el que tu vida empieza a agobiarte... y tienes hijos. Es uno de los asuntos que trata mi novela y muchas novelas, asumir que en esta vida no es tan fácil quitarse un traje y ponerse otro, te das cuenta de que no puedes.

¿Sufren Dan e Isabel una crisis de la mediana edad, esa que se produce a los 40 más o menos? "La desesperación de la mediana edad", dice él. "Nada es como teníamos pensado", dice ella en otro momento. Al igual que Colm Toibin en su última novela, Long Island, los personajes de Día se preguntan cuándo es demasiado tarde para cambiar el rumbo. ¿Sufren una crisis de mediana edad?, ¿cuándo es tarde para cambiar el rumbo?

Bueno, creo que para mucha gente nunca es demasiado tarde. Pero puedes hacer mucho daño si estás realmente decidido a cambiar tu vida. ¿Qué pasa con los niños? ¿Qué pasa con tu pareja si no quiere cambiar? Así que te das cuenta de que vives en una especie de punto medio entre la felicidad que puedes imaginar y la resignación con la que sientes que tienes que vivir porque no quieres hacer daño a las personas que amas. Yo escribo acerca de las personas que están en ese punto medio. El drama es una de las razones de toda novela: divorciarse, huir, cambiar de identidad. Todas nuestras vidas son dramáticas, pero a mí me interesa ese punto medio. El de Dan e Isabel no es un mal matrimonio, pero tampoco exactamente un buen matrimonio, están en el punto intermedio. No es tan melodramático como en otros libros.

Hablas de resignación. "El mundo de los heterosexuales es monótono y aburrido", escribes. "Es difícil dejar de ser un Serafín de Botticelli". Envejecer es duro para los hombres, más para las mujeres y también para los homosexuales, salvo que tengas un cuerpazo y mucho dinero, como adviertes. ¿Es el envejecimiento algo a lo que debemos resignarnos? ¿Cómo se recupera uno del paso del tiempo, sobre todo si eres mujer u homosexual?

Esa frase sobre los heterosexuales es en realidad una cita de una película de John Waters. Pero sí, quién no tiene que lidiar con el envejecimiento, puedes vivir mucho tiempo, pero es la condición humana. Estás envejeciendo y sabes hacia dónde te diriges. Y uno de los propósitos de la ficción es ayudarnos a sentir, a recordar que tenemos compañía en nuestros retos, en nuestras dificultades, incluido el del envejecimiento. Hay dos tipos de ficción, una que yo diría que es escapista, que está bien, pero que solo te dice que todo va a ir bien. Y yo no quiero que mis amigos me presten libros para asegurarme que todo va a ir bien. Quiero que mis amigos y mis libros me recuerden que no estoy solo, que ninguno de nosotros está solo

Dan es un tipo interesante, una rara avis todavía, aunque las cosas están cambiando. No cumple ni con los cánones de belleza masculina ni con los de la paternidad. Un tipo que deja su carrera, su grupo de música, para cuidar a la familia y para que ella pueda desarrollarse profesionalmente. Nuevos arquetipos que empiezan a tener más espacio también la literatura.

Sí, creo que ya estamos en el año 2024 y nuestras vidas están cambiando y para bien. A veces el hombre se queda en casa y cría a los niños y la mujer gana el dinero. No puedo hablar en nombre de toda la humanidad, por supuesto, pero siento que estamos avanzando, cambiando las reglas, aunque parece que acabamos al final en el mismo lugar

"Isabel es una persona razonable. Isabel no está loca. Isabel es una mujer seria y reflexiva, que de vez en cuando sufre ataques de insatisfacción". La locura, la histeria se ha asociado históricamente a lo femenino, pero esa insatisfacción que recorre el libro es en la que vivimos instalados todos. ¿Es la frustración la gran pandemia de nuestro siglo? No saber gestionarla, no aceptar que una ruptura sentimental no tiene por qué ser un fracaso, el ser esclavos del éxito...

Claro, claro, creo que uno de los trabajos de un novelista es hablar en nombre de las personas a las que nadie escucha. Y conozco a algunas mujeres, personalmente, que aman a sus hijos, sí, pero que preferirían no ser madres. No pueden decirlo en voz alta, ni siquiera pueden decírselo a sí mismas, es un tabú. Y otro trabajo del novelista es entrar directamente en los tabúes. Lo que quiero decir cuando digo que nuestras vidas están cambiando y que a la vez nada cambia, es que criar hijos es un trabajo enorme, como sabe cualquiera que haya tenido un hijo. Y hay mucha gente que no quiere, que no le gusta imaginar lo difícil que va a ser. Y creo que uno de los cambios por los que estamos pasando es que todavía estamos en algún punto entre la verdadera liberación y la idea de que una mujer, que se arrepiente de haber tenido hijos, está loca, le pasa algo. Y esta novela, entre otras razones, está para decirle a las mujeres que no están locas, que son humanas. Pero no hagas daño a los niños.

¿Y no saber gestionar la frustración es la gran pandemia de nuestro siglo?

Es una buena pregunta. Creo que sí, que es una de nuestras pandemias. No estoy seguro de que el mundo haya estado alguna vez tan dividido como hoy, entre un número de personas que tienen dinero y, por otro lado, un gran número de personas que no. Mira la crisis de inmigración y esta sensación de que deberías tener más. Y tienen razón esas personas que están intentando entrar a los Estados Unidos, procedentes de países en los que son perseguidos y amenazados. Deberían tener más, pero no tenemos suficiente para todos. Hay recursos limitados y demasiadas personas a las que atender. Es una pandemia en marcha que no estamos reconociendo en absoluto.

Otro de los males que recorre la novela o a los personajes es el de la melancolía o nostalgia, que no es lo mismo, en la que vivimos instalados. Ante un futuro incierto, ¿nos refugiamos demasiado en el pasado y es dañino?

Sí, sí, creo que, en general, idealizar el pasado es muy humano y a menudo es demasiado peligroso, esa tendencia a creer que era mejor de lo que es ahora el presente. Yo siempre, a medida que envejezco, soy más y más propenso a escribir que esto es genial, que el presente es tan bueno como siempre, no dejes que nadie te diga que antes todo era mejor.

De la paternidad y maternidad a la familia, que puede ser una cárcel, un negocio, una tripulación reclutada al azar y unida por razones legales. Te planteo la pregunta que plantea Robbie: ¿crees que de verdad es posible sobrevivir a nuestra infancia?

Esa pregunta que se hace Robbie es la verdadera pregunta. ¿Tu infancia, tu experiencia temprana, te moldea para el resto de tu vida o no? Es una pregunta genuina para la que ni yo ni el resto del mundo, la psicología, tiene una respuesta clara.

En tus novelas siempre un personaje gay, siempre esas relaciones familiares que van más allá de los lazos de sangre.

Sí, creo que eso ocurrió cuando empecé a escribir durante lo peor de la pandemia del sida. Y ahora he escrito no sobre una, sino sobre dos pandemias que hemos atravesado. Muchas personas contagiadas eran hombres homosexuales. Muchos de nosotros llamamos a nuestras familias y les dijimos: tengo dos cosas que deciros, soy gay y, lo siento, estoy enfermo. Algunas acudieron a nosotros, otras colgaron el teléfono. Así que formamos nuestras propias familias, teníamos que hacerlo porque alguien tenía que cuidar de nuestros amigos que se estaban muriendo. Alguien tenía que asegurarse de que había comida en casa, alguien tenía que hablar con los médicos. Alguien tenía que hacer preparar un funeral de vez en cuando... y nosotros lo hicimos, a pesar de que no teníamos lazos sanguíneos. Lo hicimos, los unos por los otros, a pesar de no ser familia biológica. Y desde ese momento empecé a escribir sobre ello, pero no quiero idealizar la familia que éramos. También estábamos amargados, luchábamos, todos teníamos dramas familiares, pero éramos familia. Y quería que apareciéramos en los libros.

Michael Cunningham

Michael Cunningham / Richard Phibbs

Michael Cunningham

Michael Cunningham / Richard Phibbs

Hay una reflexión bonita en el libro, una pregunta que pocas veces nos hacemos: si nuestros padres fueron felices. No les preguntamos si fueron felices. Menudo tema este, da para otro libro.

Sí, yo sé que mis padres no eran felices. Nunca me lo dijeron y tampoco peleaban, pero yo lo sabía, me di cuenta sobre todo con mi madre, que siempre aparentaba ser valiente, pero ser ama de casa y un apoyo emocional para mi padre y para mí no era la vida que realmente quería. Sin embargo, actuó como si sí lo fuera, porque para ella habría estado mal decir lo contrario.

Wolfe es una encarnación adulta del hermano mayor que ambos inventaron de niños. Wolfe es el nick de Robbie en Instagram. ¿Son las redes sociales eso, una encarnación del yo, de lo que nos gustaría ser y que no nos atrevemos a ser en la vida real?

Yo no estoy en las redes sociales, excepto Instagram. Voy a Instagram y, por un lado, me encuentro todas esas imágenes de la vida de las personas, de gente que no conoces y que vive muy, muy lejos. Y por otro lado, te están mostrando solo la parte de su vida que quieren enseñar, sus mejores momentos del día, al menos la mayoría. Yo -y creo que esto no es habitual- no sigo a personas conocidas, artistas, actores ni nada. Solo a personas anónimas que están viviendo sus vidas e intento imaginar qué pasa entre ellos a partir de lo que publican. Aquí está mi abuela visitándome, aquí mi perro, pero ¿qué parte no están fotografiando?

La vivienda es otro gran tema. Cómo se sobrevive en una ciudad como Nueva York o Madrid, donde el sueldo no da para pagar un alquiler.

Sí, absolutamente. En cierto modo, está matando a Nueva York y supongo que a otras ciudades como Madrid. Una ciudad con precios bajos está llena de jóvenes artistas, músicos jóvenes, escritores jóvenes. Y ahora las ciudades se están llenando de profesionales de las finanzas de mediana edad. Creo que Nueva York es próspera y le ha ido bien en la medida en que siempre ha tenido a personas diferentes viviendo en ella. Eso ya no es así y está dejando de pasar también en las ciudades más pequeñas.

"Isabel podría ser la protagonista de una película europea", leo. "Suena como algo que podríamos venderle a Netflix", dice ella. El estilo en Día es de nuevo muy cinematográfico. ¿Has pensado en una adaptación?, ¿quiénes te gustaría que fueran los intérpretes? Y ¿cómo se sobrevive al éxito de Las Horas, gracias en parte a esa adaptación cinematográfica?

Cuando se hizo la adaptación cinematográfica de Las horas, no me había imaginado a esos actores extraordinarios que interpretaron los papeles. Cuando los vi, pensé: Bueno, la imagen que yo tengo de este personaje no se parece a Julianne Moore. Pero, de repente, Julianne Moore le dio mucha más presencia. Y me pasa lo mismo con esta novela. Si se hace una película, esperaré a ver qué hacen los actores, qué versiones propias ofrecen de Isabel y del resto de personajes.

 
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