Un cirujano sin experiencia, un anestesista que se hizo pasar por otro y un quirófano alquilado: la tragedia de Sara que se ha convertido en Ley
Rubén Gómez, hermano de Sara Gómez, que falleció tras una lipoescultura, ha asegurado en 'La Ventana' que desde el domingo "España será un país más seguro, por lo menos en Sanidad"
Se aprueba la Ley Sara. Nos visita en 'La Ventana' Rubén Gómez, su hermano
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Madrid
Desde este domingo 29 de septiembre, solo podrán realizar operaciones de estética profesionales que tengan la especialidad o formación específica en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. Parece algo de absoluto sentido común, pero hasta ahora no estaba regulado en España. Tal y como ha anunciado la ministra de Sanidad, Mónica García, "se da un paso importante hacia un sistema sanitario más seguro para que tragedias como la de Sara Gómez no vuelvan a ocurrir".
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Sara era una mujer de 39 años, madre de dos hijos, que murió el 1 de enero de 2022 después de varias semanas en coma tras haberse sometido a una lipoescultura en una clínica privada de Cartagena. A Sara la operaron en un quirófano alquilado y el cirujano no tenía la formación necesaria. Desde entonces su familia no ha dejado de luchar para que se haga justicia y, sobre todo, para que no vuelva a pasar.
Nos ha acompañado en La Ventana Rubén Gómez, hermano de Sara. Rubén ha expresado la satisfacción de la familia con esta medida tomada por el Ministerio de Sanidad. "Esta ley sale adelante gracias a Sara, a la sociedad que se ha volcado con su caso y a la ministra". La familia ha batallado públicamente para lograr un cambio en la legislación y en la opinión pública. "Hay muchas víctimas silenciadas, culpadas y estigmatizadas que han agotado sus recursos económicos. Tienen miedo al corporativismo médico. Queríamos arrojar luz para dar visibilidad", ha explicado Gómez.
El cirujano que operó a Sara se publicitaba en redes como un gran especialista en cirugía estética con mucha experiencia. La realidad es que era cirujano cardiovascular, pero no tenía la especialidad, ni la formación, ni experiencia en intervenciones de este tipo. Conforme avanza la investigación, parece confirmarse que Sara pudo ser su primera paciente. La operó en un quirófano alquilado en una clínica en la que había empezado a trabajar pocos días antes. "Esperemos que no se alargue tanto el dolor de la familia al revivirlo en el proceso judicial. Estamos felices de poder contar en el juicio con esta ley bajo el brazo", ha dicho Rubén.
Además, ha incidido en que todo proceso quirúrgico debe ser lo más transparente y seguro posible. "El paciente debe confiar en el sistema y en el profesional médico. Sara fue víctima de un cirujano que se vendió como el mejor. Sara fue su Conejillo de Indias". La familia ha denunciado por homicidio y falsedad al cirujano y al anestesista por estafa, al haberse hecho pasar por otro facultativo.
Gómez ha definido el panorama anterior como una jungla. "Un ginecólogo podía operar de una lipoescultura o de algo cardiovascular. Los médicos podían operar sin ninguna formación o experiencia. Desde el domingo va a primar la salud de los pacientes", ha celebrado.
Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.