Sociedad

La letra pequeña de la póliza del seguro: ni se lee, ni se entiende

10 millones de españoles no entienden lo que firman en la póliza del seguro. Para leer las cláusulas harían falta más de tres horas y formación universitaria. Los mediadores reclaman un lenguaje más sencillo para que lo entienda el cliente.

Reportaje EP144 | Seguros: la letra pequeña sigue siendo muy pequeña

Son muchos los casos en los que la letra pequeña le juega una mala pasada al asegurado. Es el caso de Antonia. Ha calado a sus vecinos por un problema de fontanería. El seguro costeaba los daños y reparaciones de todos los perjudicados hasta que comprobaron que los vecinos eran sus hermanos y cómo esto les resultaba sospechoso los dejaron sin cobertura.

"Tienen cuartos de baño que no pueden utilizar, habitaciones que no pueden usar por la humedad y yo les tengo que decir que mi seguro no les va a cubrir los daños porque son mis humanos. Jamás pensé que era excluyente el tema familiar, pero lo firmé ,en una frase que sigo sin entender por más que me la leído. Se acogen a que lo pone la letra pequeña pero la redacción es confusa", explica Antonia, que ha interpuesto una reclamación por discriminación, que al final ha sido considerada por la compañía de seguros.

¿Cuánto cuesta leer la letra pequeña?

En el mejor de los casos se necesitan casi 40 minutos para entender una póliza de seguro de coche y en los casos más complicados hay que echarle casi cuatro horas para leer todo el condicionado general. Y ya no sólo es que no tengamos tiempo, es que no tenemos preparación. "Tienes que tener prácticamente estudios universitarios para entender una póliza de auto", explica José Enrique García Mérida, bróker y presidente del Colegio de mediadores de seguros de Toledo, quien incide en la necesidad de leer y comprender todas las condiciones, aunque es consciente de que esto, "dicho con toda sinceridad, no lo hace ni Cristo", explica. Por eso el consejo es claro y rotundo.

"A la hora de contratar un seguro es imprescindible un profesional, que va a ser el que va a actuar como traductor e intérprete a la hora de contratar una póliza. Igual que cuando tienes un problema médico vas a un especialista, aquí pasa lo mismo. Vete a un mediador que esté titulado y yo los oriento a que se vaya al colegio de turno, que persigue la no profesionalización y que le va a ayudar a entender lo que está contratando", explica el secretario del Consejo Regional de Mediadores de Seguros de Castilla la Mancha.

El fraude millonario al Seguro

Los últimos datos que recoge ICEA, Servicio de estadísticas y estudios del sector seguros, constatan un 1,6% de expedientes fraudulentos. Una estafa que ha ido creciendo desde 2019, que se incrementó especialmente en pandemia, y esto en parte se explica porque socialmente está más aceptando.

"Si tu robas a tu vecino no está bien visto pero si engañas a la aseguradora no se mira con tan malos ojos, y esto es un error porque una de las principales razones del seguro es el principio de solidaridad y si alguien engaña a la compañía , el dinero que tu sacas de más se lo estás restando al resto de asegurados", explica el bróker, quien nos detalla que el sector más perjudicado por el fraude es el seguro de auto , que al ser obligatorio es el más numeroso y el que más se presta a la estafa, sobre todo en los daños personales cuando hay algún accidente , que alargan bajas y engordan daños.

¿Es delito engañar al seguro?

Sí. El fraude a las compañías de seguros está configurado como delito de estafa en el código penal. Y la condena no es menor. Va de seis meses a tres años de cárcel. Y hay muchos casos en los que la empresa ha conseguido encarcelar a personas por haber defraudado a las aseguradoras ", explica Cesar García, abogado especialista en seguros.

Hay veces incluso que las compañías se pueden llegar a gastar más dinero en investigadores que en peritos. Y hay cientos de ejemplos. Uno de los más frecuentes, cuando tienes un seguro que te paga una indemnización por el día que no puedes trabajar. Y no es la primera vez que hay una baja por lumbalgia y luego se pilla al asegurado subido a una escalera poniendo un aire acondicionado o bailando en las fiestas de su pueblo", expone García Mérida. Del otro lado, no es habitual el fraude de la compañía al cliente. "No se lo pueden permitir", asegura el experto. El problema suele estar en la letra pequeña, tan pequeña que el cliente no la entiende y desconoce lo que ha firmado.