La tortura del otoño
"Una de las variedades de la tortura psicológica consiste en desorientar a la víctima: que no sepa si es de día o de noche, si es verano o invierno, si es hoy o mañana. O sea, lo que venimos denominando otoño"
La tortura del otoño
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La llaman “tortura blanca”, porque no deja señales en el cuerpo. Pero daña el cerebro. Una de las variedades de la tortura psicológica consiste en desorientar a la víctima: que no sepa si es de día o de noche, si es verano o invierno, si es hoy o mañana. O sea, lo que venimos denominando otoño.
Ya sé que en otros lugares refresca, pero ahora mismo en el litoral mediterráneo hace calor. Quien puede va a la playa. Aún hay gente de vacaciones de verano. En el supermercado, sin embargo, ya encuentras todo lo relacionado con “Halloween”, esa entrañable tradición española, y en los escaparates se ven abrigos apropiados para la Antártida.
Uno deja de saber en qué estación vive. Y esto es sólo el principio. A finales de octubre cambian la hora, amanece y anochece a destiempo y tu reloj interno deja de funcionar. En ese mismo momento, cuando aún no ha empezado noviembre, se lanza la campaña navideña. Dos meses enteros de villancicos, turrones, anuncios de colonias y publicidad lacrimógena de embutidos.
Llegan al fin el invierno y la Navidad y ya estás harto del invierno y de la Navidad. No pasa nada: en enero, casi coincidiendo con las rebajas, se declara inaugurada la primavera. Como si no hubiera bastante con el cambio climático. Evidentemente, pierdes la noción del tiempo y tu espíritu se quiebra. No es extraño que un lunes de enero sea considerado el día más triste del año: aunque hace frío y está oscuro, la fantasía publicitaria se empeña en convencerte de que llega el calor. Creo que en Guantánamo pasan cosas parecidas.
Tengo una hermana que ha decidido ir más allá y darle la vuelta completa al calendario. En las rebajas de enero compra los regalos de la Navidad siguiente y los guarda. De esta manera no sólo sorprende a los demás, sino también a ella misma: no hay quien se acuerde de lo que compró un año atrás.
Me llamo Enric González. Les deseo un feliz fin de semana y, ya puestos, una feliz primavera.