El nuevo desorden

Barcelona

Atacan mañana tarde y noche, atacan al sur, al norte, al este y al oeste, al cielo y al subsuelo. Es todo Oriente Próximo el que arde en una hoguera bien orquestada por las fuerzas militares israelíes. Sea el Yemen contra los hutíes, sea Siria contra los amigos del presidente. Sea sobre todo Líbano, en guerra sin descanso a Hezbolá. Y claro, queda ir completando la aniquilación de Gaza, y que no se nos olvide Cisjordania, que eran las dianas esenciales.

Dice Netanyahu ante Naciones Unidas, este fin de semana: ¡Estamos ganando! Uno recuerda otros ataques múltiples, pero entonces eran sucesivos, no simultáneos: los Sudetes, Polonia, Bélgica, Francia, la ciudad de Londres, el Norte de Africa, en Rusia….. Hace ya mucho de eso. Pero ahora como entonces, la pretensión de crear un “nuevo orden” en este caso en Oriente Próximo, topa con una barrera. No la militar, que Tel Aviv es a estos efectos impresionante. No la de operaciones de terror en buscas y walkie-talkies. No la del apoyo cerrado del president americano, Joe Biden, en triste función de “pato cojo”.

El límite a sus objetivos radica en su misma enunciación. Netanyahu no podrá crear un nuevo orden en que sea la única potencia y se olviden sus procedimientos judiciales internos e internacionales. Un orden sostenible se genera con amigos, con aliados, con acuerdos, ataques y altos al fuego, con consensos, afirmando y cediendo. Con sabiduría, con ponderación. No con una desatada locura violenta. El ejemplo de ese orden es Churchill, es Roosevelt. Y no aquél a quien ni siquiera queremos mencionar.