Joaquim Bosch: "Cuando se detecta la corrupción, es muy difícil de investigar y condenar, y cuando se condena es muy fácil de indultar"
Aimar Bretos entrevista al autor del libro "Jaque a la democracia. España ante la amenaza de la deriva autoritaria mundial"
Las entrevistas de Aimar | Joaquim Bosch
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Madrid
El magistrado Joaquim Bosch publica su libro "Jaque a la democracia, España ante la amenaza de la deriva autoritaria mundial". Esta situación, según el juez, es algo que se siente dentro de la judicatura de la misma manera que en la sociedad. A esta deriva se ha llegado con la poca exigencia de la ciudadanía, lo que lleva a una desconfianza en el sistema. Aquí juega un papel fundamental la participación democrática, dice Bosch. Dados los pocos cauces que tienen los ciudadanos para influir, caen en la apatía y desde ahí se rebaja poco a poco la exigencia.
Dado su trabajo con jueces de otros países, Bosch, explica la ausencia de trasvases de votos entre el bloque de izquierdas y derechas. Aquí juega un papel fundamental el estado de bienestar. En los países escandinavos, por ejemplo, ante los progresivos recortes en los servicios públicos y el aumento de los solicitantes de asilo, gran parte del electorado interpretó que se estaban destinando recursos públicos para los últimos. En simplemente no se han dado esas particularidades.
En cualquier caso, para Bosch, la administración española es una organización de luces y sombras. Por un lado, resalta su eficacia en organizar elecciones, en limpieza del proceso electoral y en respeto al pluralismo político. Esto se ve reflejado en la rapidez con la que se conocen los resultados y la confianza de los ciudadanos en los mismos. En el lado de las sombras, el juez alerta sobre los elevados niveles de corrupción política, las fuertes injerencias partidistas en la cúpula judicial y los sistemas de contrapeso demasiado débiles.
En este ámbito, para Bosch, resulta alarmante la falta de criterios objetivos en el caso de los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial. Algo que, dice, se reprocha continuamente desde el Consejo de Europa y a través de numerosos organismos. Mientras para ser juez de base o funcionario público existe un baremo de méritos, en el caso de los altos tribunales del país se utilizan unos criterios discrecionales dependientes de los políticos. Esto desemboca en un sistema muy político con múltiples injerencias. Bosch se lamenta de una convicción muy extendida dentro de la judicatura que dice que "uno puede ser el mejor juez de este país, pero sin algún tipo de apoyo político nunca llegará al Tribunal Supremo".
Bosch propone tener en cuenta los años de antigüedad, la calidad de las sentencias dictadas, el tiempo que se ha estado en órganos colegiados y criterios que garanticen más la imparcialidad. El juez considera que la calidad de las sentencias se puede medir de la misma manera que se evalúan las sentencias de los casos prácticos de los exámenes de acceso. "Un juez puede decidir que le dará razón a una de las partes o que dicta una condena prácticamente porque sí, sin dar muchas explicaciones, o puede motivar detalladamente la prueba y explicar de manera completa la jurisprudencia. Claro. ¿Cuál será mejor sentencia a la hora de valorarla?", argumenta Bosch.
En cuestión de sentencias, Bosch confía en que los magistrados del Tribunal Supremo que han excluido de la amnistía a muchos dirigentes catalanes sean corregidos por el Tribunal Constitucional. Lo argumenta diciendo que "el legislador, que representa al conjunto de la ciudadanía y que ha sido elegido democráticamente, ha aprobado una ley que ha querido excluir expresamente de todos los supuestos de malversación".
Pero para el magistrado, el talón de Aquiles de la legislación española es la impunidad de la corrupción. Joaquim Bosch lamenta las pocas posibilidades de ser descubierto, la falta de consecuencias penales, unido a las dilaciones de los juzgados, y la prescripción, el coste, todo ello crea una invitación sutil a la corrupción. Bosch sentencia diciendo: "La corrupción siempre la llevan a cabo personas que viven bien y todavía quieren vivir mejor, hurtando o robando a toda la sociedad sus sus recursos públicos".
En esta línea, el caso del eurodiputado y ultraderechista, Alvise Pérez, resulta representativo de la relación de la extrema derecha con la corrupción. Por un lado, el alborotador de las redes sociales se presentó con un discurso contra la corrupción extremadamente duro, pero por el otro, Bosch se lamenta, que no ha conocido jamás una propuesta articulada para corregir este problema. Algo que ha podido constatar escribiendo su último libro en el que aborda la historia de la corrupción en España, desde la Edad Media hasta la actualidad.
Todo ello unido a la altísima tasa de indultos relacionados con la corrupción hace esta labor más difícil. Multiplican por once al resto de delitos. Bosch lo resume así : "Cuando se detecta es muy difícil de investigar y condenar, y cuando se condena es muy fácil de indultar".