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Nevenka Fernández: "Para cuando te tocan el culo ya no eres nadie, porque tu acosador te ha destruido"

La economista y exconcejal del ayuntamiento de Ponferrada, acosada laboral y sexualmente hace más de dos décadas por el entonces alcalde, Ismael Álvarez, revisita aquellos sucesos junto a la directora Icíar Bollaín, quien traslada ahora al cine la historia del denominado 'Caso Nevenka'

Madrid

La única vez que durante la conversación ambas, la directora de cine Icíar Bollaín y Nevenka Fernández, se interrumpen y alzan la voz acompañadas de una cierta gestualidad preocupada, que convoca en seguida a la alarma y la precaución futuras, es para responder a esta pregunta: ¿Quedan Nevenkas en este país?

Nevenka Fernández: ""Para cuando te tocan el culo ya no eres nadie, porque tu acosador te ha destruido""

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El 26 de marzo de 2001 Ponferrada vivió un hecho que marcó para siempre la vida de la ciudad. En una escueta rueda de prensa, la concejala de Hacienda y Comercio presentaba su dimisión y acusaba al primer edil, el hombre que entonces todo lo sabe y todo lo controla en la localidad, Ismael Álvarez (Partido Popular) de haberla acosado sexual y laboralmente desde hacía más de un año.

Era el principio del fin del alcalde, el comienzo de una desaforada campaña de juicios paralelos que condenaron o pusieron en duda y sombra a la víctima desde numerosos medios de comunicación ("... Una chica que es licenciada, que tiene un máster, que es concejala de Hacienda, quiero decir, una persona con una solvencia cultural... Primero: ¿Cómo se deja acosar? Y luego, ¿Cómo tarda tanto tiempo en denunciarlo?", decía Ana Rosa Quintana en su programa); las manifestaciones en favor del alcalde y contra la honorabilidad de Nevenka ("A mí no me acosa nadie si yo no quiero. Nadie", gritaba en televisión una vecina tan segura de su voz, como ajena a lo que es un acoso y sus consecuencias) y el primer gran debate público sobre el consentimiento, el que acabaría, tras un mediático juicio, condenando penalmente a Ismael Álvarez el 30 de mayo de 2002, sentencia ratificada por el Tribunal Supremo en noviembre de 2003, aunque este terminó rebajando la multa económica inicialmente impuesta al acosador.

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Ahora, después de más de dos décadas, de un libro excelente de Juan José Millás sobre el asunto, "Hay algo que no es como me dicen" (Ed. El País Aguilar / Alfaguara); de largas crónicas, meticulosos reportajes o el cuidado y riguroso documental dirigido por Maribel Sánchez Maroto en Newtral (emitido en Netflix), llega la versión cinematográfica de toda aquella realidad: 'Soy Nevenka', dirigida por Icíar Bollaín, cinta presentada en el pasado Festival de San Sebastián, actualmente en los cines y que Nevenka reconoce que como espectadora "he intentado ver siete veces y he conseguido verla casi entera sólo una vez" y a la que en todo caso define como "durísima y bellísima a partes iguales. En algunos fragmentos de la película me he tapado los ojos y los oídos y yo creo que eso es bueno porque significa que es todo lo dura que tiene que ser".

Por su parte Icíar, que reconoce que esta historia podría haberla rodado antes, aunque la distancia permite que de alguna forma funcione como un espejo de lo que sucedió en Ponferrada, asegura que las vidas de Nevenka Fernández o la de Maixabel (víctima del terrorismo etarra, cuya trayectoria también llevó al cine) son las de personas "muy valientes que han hecho algo muy grande que las trasciende", con lo que "yo sólo he tratado de estar a la altura de lo que hicieron y de trasmitirlo lo mejor posible".

Es esta la historia de un acoso a una chica que regresa a Ponferrada recién terminada la carrera y a punto de finalizar un máster para entrar en las listas del Partido Popular a las elecciones del ayuntamiento. Es muy joven, es muy brillante, meticulosa y responsable, pero es inexperta en política y guapa, dos lastres que van a dar con el tiempo carta de naturaleza a la ignominia que sufrirá tras mantener una corta relación con el alcalde y no querer seguir con ella.

Un acoso difícil de probar, casi invisible, que Nevenka explica para su comprensión (no sin dificultad) con todos los matices que la simpleza y la trivialidad desaconsejan. "El acoso está hecho de muchas acciones que son pequeñas, anodinas, que pueden parecer que no son importantes si las ves separadas del resto de acciones que están ocurriendo", pero que, afirma, son "un goteo constante que ataca a muchos niveles a la persona" agraviada. Un proceso interior demoledor y largo en el que "me estaba volviendo loca". De hecho, Nevenka reconoce de un modo muy gráfico y muy duro que "para cuando te tocan el culo ya no eres nadie, porque cuando llega el acoso físico, tu acosador ya ha hecho un trabajo previo que te ha destruido". Además, está el sentido de culpabilidad. "En mi caso todo giraba en torno a ella, me sentía tan culpable de todo lo que pasaba a mi alrededor, que ya se encargaban de que pareciera que era yo la culpable... De hecho, no pensé en la palabra acoso hasta que la doctora Rosa Mollá me habló de ello".

De la dificultad de explicar ese acoso continuo, como una goteo, habla también Icíar Bollaín: "Todas las acciones de él (Ismael Álvarez) son un poco de libro, que la víctima aparezca como la loca, la culpable, porque todo el lenguaje del acosador es '... Mira cómo me tienes', 'Mira cómo me pones...", '¿Pero tú que quieres, que me tome una caja de pastillas?' El acosador está todo el rato echando la responsabilidad a la víctima. El acoso es complicado de entender".

Tampoco fue fácil el ambiente en Ponferrada, esa sensación conocida de 'Pueblo chico, infierno grande'. "La atmósfera fue el reflejo de una sociedad -comenta Nevenka- y de un discurso que ha servido durante años y años sobre de dónde venimos las mujeres y qué se espera de nosotras", ni sencillo el papel de los medios de comunicación. "La prensa desempeña un papel muy importante y tiene una responsabilidad muy grande y en aquel momento el discurso que existía era todavía en muchos casos el del poderoso que cala muy bien porque forma parte de una cultura que quiere escuchar eso", apunta Nevenka y corrobora Icíar cuando explica por qué quiso retratar las reacciones de cierta prensa en aquellos días: "Porque ese retrato de algunos medios es parte de la historia, la de una mujer que se atreve a llevar a juicio a un hombre con ese poder y con ese apoyo, con una respuesta social tremenda".

Nevenka, veintitantos años después, tiene la vida que quiso tener y con quien quiere tenerla. Vive en Irlanda, tiene dos hijos, mellizos, "que han visto el docu de Newtral y la peli. Son muy pequeños y no entienden muy bien que hacemos retratados en esas historias si no somos ni ricos ni famosos, aunque uno de ellos me dijo que era una película muy dura. Sé que habrá una edad en la que podré enseñarles lo que pasó y hablarlo". Porque flota la idea de que se va a tener que seguir hablando de esto en otros escenarios y con otras protagonistas, por eso la respuesta a ¿Puede haber Nevenkas en otro lado? Icíar Bollaín resopla y dice: "Debe haber toneladas de Nevenkas en todos sitios, no te quepa la menor duda", mientras al mismo tiempo Nevenka asegura que desde luego "hay otras Nevenkas y otras Ponferradas, y colegios donde existe un problema gravísimo con niños acosados y suicidios y bullying en el trabajo...".

Sergio Castro Salillas

Sergio Castro Salillas

Redactor y guionista en la SER desde 1996. Estuvo en La Ventana, A Vivir y ahora es redactor de Hoy...

 
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