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La Escuela de Cine, un reducto de libertad artística contra el franquismo que al fin será Bien de Interés Cultural

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anuncia que abrirá el expediente para proteger las prácticas y el material cinematográfico que realizaron alumnos como Berlanga, Bardem, Miró o Bartolomé que ahora se expone en la muestra 'Los 100 metros libres: Vida y milagros de la Escuela de Cine (1947-1976)'

Imagen del rodaje de Margarita y el lobo de Cecilia Bartolomé / CEDIDA

Fue un reducto de libertad para la creación artística durante los días aciagos y oscuros del franquismo. La Escuela de Cine formó a las mejores generaciones de cineastas de nuestro país, Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Pilar Miró, Víctor Erice, Mario Camus, Josefina Molina... directoras y directores que, antes de dedicarse a esto, hicieron muchas prácticas al calor de esa escuela, donde no llegaba la censura. Unas prácticas que quedaron escondidas y que en estos últimos tiempos la Filmoteca Española está descubriendo. Un libro que saldrá la próxima semana editado por Cátedra, Escuela de Cineastas, de Asier Aranzubia, José Luis Castro De Paz, un documental que estrenó hace unos meses Luis Parés, La primera mirada, y una exposición dan cuenta del inmensos patrimonio fílmico que retratan aquellos años.

Precisamente, en la inauguración de esa muestra, Los 100 metros libres: Vida y milagros de la Escuela de Cine (1947-1976), que acogerá desde hoy la Filmoteca Española como parte de los actos de celebración de la cuarta edición del Día del Cine Español, que se conmemora el 6 de octubre, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha anunciado que su gabinete ha iniciado los trámites para declarar a la Escuela de Cine Bien de Interés Cultural. Se trata de la figura, como sabéis, que garantiza una protección más completa entre las estipuladas en nuestra Ley de Patrimonio y por primera vez se aplicará a una colección cinematográfica. "Aquel paréntesis de libertad, aquel refugio en medio del asfixiante clima impuesto por la dictadura franquista, fue el origen de una extensa producción cinematográfica, pero también de una mirada acompasada al cine de su tiempo, aquel que se hacía fuera de nuestras fronteras y en condiciones de libertad", decía Urtasun.

Será a mediados de 2025 cuando esperan tener esa declaración, mientras tanto parte de esas prácticas pueden verse en esta emotiva y curiosa exposición. "Es una forma de reconocimiento a aquellos cineastas que trataron de todas las maneras posibles ejercer su libertad para filmar, para producir, para escribir guiones y contar sus propias historias. Un esfuerzo colectivo por burlar la censura y las imposiciones", insistía el ministro que ha enfatizado la importancia de recuperar el patrimonio, protegiéndolo para evitar su destrucción, pero también para evitar el olvido. "Queremos enviar además un mensaje muy claro. El cine español es uno de los grandes patrimonios culturales de nuestro país. Un patrimonio vivo que bebe de la memoria de la Escuela de Cine y de su definitiva influencia", por eso insistía Urtasun que van a seguir por este camino, abriendo la puerta a proteger otros vienes relacionados con el cine. "Vamos a seguir recuperando una memoria cultural que casi medio siglo de dictadura no consiguió borrar".

Es curioso el título de la muestra que tiene que ver con algo muy concreto que ocurría en clase. "En la jerga de los alumnos de la escuela, sobre todo en la especialidad de dirección, había un ejercicio en el que se les proporcionaba 100 metros de película, es decir, tres minutos, y los alumnos lo llamaban a eso los 100 metros libres, porque tenían que total libertad para contar en esos tres minutos lo que quisieran", cuenta el comisario de una exposición, Asier Aranzubia, que recoge mucho material que trata de reconstruir lo que fue ese ambiente cine libre y creativo que consiguió existir pese a Franco. Hay documentos como exámenes que realizaban los alumnos. Por ejemplo, sabemos que Iván Zulueta, el director de Arrebato, sacó un 9 en un examen sobre Historia del Cine, cuya pregunta versaba sobre la Nouvelle Vague. Pilar Miró obtuvo un 8 en ese mismo examen. También se exponen los dibujos que Berlanga hacía mientras estaba en clase. Dibujos de piernas de mujeres o sus ligueros y sus medias, lo que reflejaba el gusto fetichista del director de El verdugo o La escopeta nacional.

Examen de Iván Zulueta

Examen de Iván Zulueta / CEDIDA

"Podían rodar prácticas en un contexto en el que imperaba la censura y imperaba también esa doctrina nacionalcatólica, que lo condicionaba todo en la vida social y cultural del franquismo. Ellos estaban un poco exentos, porque en la escuela era un poco una isla de libertad en términos de de ideología. Fue desde el principio un granero de opositores al régimen. Y de ahí viene ese juego de los 100 metros libres con el ejercicio y con la libertad que de alguna manera de la que gozaban los propios cineastas, los propios creadores", explica el comisario.

Hay carteles de películas como La tía Tula o Un dos tres al escondite inglés. Y hay digitalizaciones y restauraciones de películas y cortometrajes que salieron de la escuela, como la de Margarita y el lobo, la película de Cecilia Bartolomé. "Yo siempre he sido irreverente, intentaba ser una invasora. Tuve problemas, pero yo tengo un recuerdo excelente de la Escuela de Cine, sobre todo del aprendizaje. Yo creo que todo lo que aprendí lo aprendí ahí. Luego la vida te enseñó más cosas, pero para mí fue un aprendizaje impresionante", cuenta la directora de películas como Después de o Vámonos Bárbara, una de las pioneras de nuestro cine. Junto al fragmento de su musical contra el divorcio que ella misma dirigió, aparecen también las sentencias del Juzgado de Guardia condenando la película por blasfema. "No solamente una escuela de aprendizaje, sino una escuela de libertades que que no viene en el resto del país tampoco", recalca Bartolomé. La película fue prohibida en España y provocó que su directora, Cecilia Bartolomé fuera incluida en una lista negra por lo que a la salida de la Escuela no pudo trabajar con su nombre y tuvo que dedicarse a la publicidad y a rodar documentales industriales.

Parte de censura de Margarita y el lobo de Cecilia Bartolomé

Parte de censura de Margarita y el lobo de Cecilia Bartolomé / CEDIDA

Bartolomé fue una de las pocas mujeres que pasó por la escuela, junto a Josefina Molina y Pilar Miró. Sobre ella hay mucho material en la exposición quizá para sopesar la brecha de género en la historia de nuestro cine. Otro alumno presente en la inauguración de la muestra es Jaime Chávarri, que ni siquiera obtuvo el título de dirección. "Yo no repetí, pero nos fuimos voluntariamente", cuenta el director. "Hicimos una huelga general de brazos caídos y Bardem nos dio el título después", explica. Y es que sin la licenciatura en dirección no podían dirigir películas, así que Juan Antonio Bardem, desde el Sindicato, les dio a todos el carné de dirección. Chávarri hizo una práctica sobre el asesinato de la actriz Sharon Tate. "Lo hacíamos en un plató con un chico que hacía de travesti y que cantaban canciones de Los Chichos", contaba el director de El desencanto que, curiosamente, ahora es profesor en la Ecam, la actual escuela de cine de la Comunidad de Madrid.

Escena de Historia de la vida de Blancanieves, otra película censurada en La Escuela de Cine de Madrid

Escena de Historia de la vida de Blancanieves, otra película censurada en La Escuela de Cine de Madrid / CEDIDA

Aunque los ejercicios estaban destinados al consumo interno, es decir, eran prácticas que se hacían y que no se proyectaban públicamente, salvo excepciones, sí hubo una época, entre 1960 y 1966, en la que el director de la escuela, que era por aquel entonces José Luis Sáenz de Heredia, quiso organizar proyecciones públicas en el Palacio de la Música en la Gran Vía de Madrid. Ahí entró la censura y con ella los problemas para los estudiantes que vieron mutilados algunos de sus trabajos. Los dos veteranos cineastas insisten en que ese fue un reducto creativo, donde podían ver mucho cine que era difícil conseguir en un país cerrado al mundo. También abrirse a la política, eran tiempos en los que parecía que el final de la dictadura estaba cerca y el cine tenía que contarlo.

Dibujos de Berlanga

Dibujos de Berlanga / cEDIDA

"Todos los cineastas importantes de la segunda mitad del siglo XX se formaron ahí", insiste el comisario Aranzubia. Sin duda, esas prácticas son un testimonio artístico, pero también histórico de lo que ocurría en nuestro país, de las inquietudes y anhelos de una nueva generación. Por cierto, que una de las prácticas inéditas es un corto de Berlanga y Bardem sobre la Guerra Civil, probablemente la primera película sobre la contienda que existe en el cine español después de la derrota republicana.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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