El último baile de Otis Redding

Madrid

En 1967 Otis Redding convocaba en su casa reuniones con sus amigos para estudiar los detalles de St Pepper de los Beatles, aquel año la música estaba del revés con la irrupción de la psicodelia, el boom del LSD y la exaltación del amor entre esa generación de jóvenes hippies que inundaban las calles de las ciudades californianas.

El mundo estaba cambiando y algunos, como el bueno de Otis, tenían las horas contadas. A comienzos de año, el sello Stax de Memphis estaba buscando algún movimiento nuevo, alguna fórmula que les permitiese trascender fuera del mercado habitual del sur y la fórmula fue copiar a Motown, pero a su manera. El sello de Detroit había dado con la tecla y estaba consiguiendo vender discos negros al público blanco a través de las baladas de Marvin Gaye, un estilo que funcionó con Mary Wells y posteriormente con Tammi Terrell, así que Stax jugó esa baza juntando a sus dos estrellas. Otis Redding sería el rey y Carla Thomas la reina. En 1967 llegó King and Queen, un disco maravilloso que mostraba la magia de las dos mayores figuras del sello de Memphis.

El baile de Otis y Carla captó el gran momento que vivía Redding, que ese mismo verano se comió a todas las bandas en el Festival de Pop de Monterey, el primer gran festival de los jóvenes del verano del amor y un evento que también consagró a Jimi Hendrix y Janis Joplin.

Precisamente Monterey marcó la despedida de Redding, que tras el festival se concentró en grabar el disco en el que puso todas sus esperanzas, un disco que llegó póstumamente tras su muerte en un accidente de avión en diciembre de 1967.

La muerte de Redding y el posterior éxito de del eterno Sittin on the Dock ha terminado eclipsando King and Queen, un trabajo hermoso y con mucha complicidad entre sus protagonistas que David Moreu, nuestro especialista en soul, recupera en el episodio de esta semana.