Es necesario seguir

Madrid

Buenos días, Àngels, buenos días a los oyentes que viven su amanecer. Cuando oigo sus descripciones del día que comienza, recuerdo el que nos contó Federico García Lorca desde Nueva York, en medio de la crisis de Wall Street, hace casi 100 años. En el tiempo que vivimos, con bombardeos y un año de asesinatos televisados, la mirada de García Lorca sobre Nueva York no ha perdido actualidad.

La luz roja del amanecer se ha convertido en sangre. Desde la tierra surgen columnas de humo que parecen el único sostén de la aurora. El agua de la vida se ha estancado en un charco, mientras las palomas se convierten en un huracán negro que anuncia la guerra. Y es difícil pensar en el futuro, porque deshojamos la margarita, sí, no, sí, no, sí, no, y resulta muy difícil creer en el paraíso, en una tierra prometida o en una esperanza futura. Nos domina un enjambre de monedas furiosas, mientras el mundo se queda en los huesos.

Pero es necesario seguir. Por eso agradezco la visión del amanecer de nuestros oyentes, su día que empieza, su paisaje, su camino al trabajo, su diálogo con el futuro. Y no se trata de refugiarse en la intimidad para huir del mundo, sino de encontrar en la vida propia la fuerza necesaria para seguir creyendo en la palabra mañana, en la vida, en el mundo que habitamos. Porque después de todo es necesario repetir hoy, casi cien años después, lo que afirmó Lorca en medio del hambre, las balas, las identidades fanáticas.