"Nos tratan como animales": los presos palestinos en cárceles israelíes se duplican en un año

Enviado especial a Ramala

Israel mantiene abiertos siete frentes de guerra desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 pero es el de Cisjordania el que concentra los principales intereses del estado hebreo en este conflicto. Este territorio palestino ocupado ilegalmente desde 1967 ha experimentado en el último año un incremento de la violencia por parte de los colonos judíos y de las fuerzas de seguridad israelíes que han aumentado sus ataques y su presión sobre la población local y han acelerado la anexión de más tierras palestinas a pesar de que la Corte Internacional de Justicia exigió en julio poner fin a esta ocupación.

Lejos de cumplir con esa resolución, Israel ha aprobado en el último año la construcción de miles de viviendas (más de 5.000 sólo en julio) y se ha apropiado ilegalmente de más de 2.300 hectáreas pertenecientes a familias palestinas, lo que equivale a más de 3.200 campos de fútbol, una cifra récord en los casi 50 años que dura ya la ocupación desde el establecimiento de las fronteras del estado de Israel. Esto es más que todo el territorio que se ha apropiado en las últimas tres décadas.

Organizaciones como la israelí Peace Now consideran que este proceso complica todavía más la solución de los dos estados para Oriente Próximo y la paz en la región al tiempo que denuncian la imposición de más restricciones al movimiento a los palestinos por parte de Israel y multiplican sus redadas y operaciones policiales que dejan ya un balance de más 700 palestinos muertos. Una estrategia que ha acarreado la imposición de sanciones a los colonos que participan en ella, incluso por parte de Estados Unidos, principal valedor de Israel.

"Nos tratan como animales"

Varias organizaciones de derechos humanos elevan a 7.000 los palestinos que están presos actualmente en cárceles israelíes, incluidos decenas de menores. Es casi el doble de presos respecto a lo que había antes de los ataques del 7 de octubre y una cuarta parte de ellos está entre rejas sin juicio, sin cargos penales y sometidos al dictamen de tribunales militares.

Ahmed es uno de ellos. Tiene 22 años y hace una semana salió de la cárcel después de permanecer allí 14 meses, acusado de “participar en la resistencia”, así que tiene la perspectiva de cómo han ido empeorando las cosas respecto al trato y las condiciones de los presos palestinos. “Las cosas han ido a peor, ahora nos tratan como animales”, asegura mientras mantiene su verdadera identidad en secreto por miedo a sufrir represalias de Israel.

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“Estábamos 12 en una celda para 6. Algunos dormían en el suelo”, denuncia en la SER este joven que también explica cómo los funcionarios de prisiones les “tratan como animales ". “Nos golpean, nos maltratan y nos humillan. No nos conceden ningún derecho”, denuncia. También explica cómo se han reducido las raciones de comida en una estrategia deliberada de Israel para empeorar el estado físico de los presos y provocar el impacto de sus familias cuando salen.

“Yo no quiero interferir en Política porque estoy sólo. Estamos solos”, explica ahora ya en libertad y desde su casa familiar en el campo de refugiados de Calandia, junto a la ciudad de Ramallah.

Lo peor, en el norte

La presión y las operaciones policiales de Israel se concentran sobre todo en el norte de los territorios ocupados. En ciudades como Jenín (escenario en los últimos meses de una extensa ofensiva para reducir la resistencia y acabar con los líderes locales de movimientos como Hamás) o en Tulkarem (dónde hace sólo cuatro días, la aviación israelí atacó por primera vez en años desde el aire para reducir a uno de esos líderes).