"Basta": Maruja Torres ironiza como nunca sobre la realidad que se vive a nivel mundial

Madrid

Seamos positivos. De donde muchos ven una catástrofe extraigamos una oportunidad.

Llevamos demasiados meses lamentándonos de que Oriente Próximo va de mal en peor, llorando por la limpieza étnica y la consiguiente apropiación indebida de territorios a cargo de Israel contra palestinos y libaneses. Nos mareamos criticando la ayuda que Estados Unidos proporciona a los genocidas. Nos afrenta la pasividad occidental.

¿Y qué sacamos? Propongo que digamos basta a esta negatividad. Que aspiremos a más. Sueño con que Feijóo se haga lo antes posible con el Gobierno, y si no la Díaz Ayuso, ya puestos, y con que nos quitemos de los ojos la venda que nos impide apreciar lo bueno de este desorden. Ya lo dijo el más o menos tonto de los hermanos Bush, Jeb, entonces gobernador de Florida, cuando visitó a Aznar en febrero de 2003, algo así como un mes antes de la foto de las Azores y de la invasión de Irak que nos envenenó hasta llegar a esto. Dijo el pavo que nuestra relación con Estados Unidos iba a darnos beneficios que no podíamos imaginar.

Pues eso. Entreguémonos a los beneficiados. Abracemos el caos global. Aprovechémonos todos. Que el rey de Marruecos bombardee impunemente el Sahara, al fin y al cabo quién se lo va a impedir, que nosotros hagamos lo propio con Portugal, que Inglaterra nos aplaste para quitarnos el Peñón, que Putin desayune en París y cene en Estocolmo sin dejar de pisar con sus botas y que reine en el mundo, por fin, el Mal. Sin ningún tipo de escrúpulo ni reuniones de notables profundamente conmovidos, pero firmemente paralizados por el poder de la fuerza bruta.

Y a mí no me busquéis, porque estaré viendo por enésima vez el final de La vida de Brian, intentando meterme en la pantalla para unirme al escuadrón suicida que se hace el harakiri mientras los crucificados silban y cantan.

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Tará-tará-tará-tará-tarán. Etcétera.