"Espectáculos humillantes como el de hoy sobran. Incluso para sobreactuar hay límites": Aimar Bretos, sobre la estrategia del PP con las víctimas de ETA
El PP podía haber insistido en la tesis de que se la colaron o seguir pidiendo perdón. Cualquier opción habría sido más digna que la escapada populista en la que han entrado Feijóo y los suyos para hacerse perdonar por los sectores más duros
Madrid
El PP podía haber optado hoy por coger aire, asumir lo que venían tramitando, hacer un ejercicio de pedagogía, explicar que -jurídicamente- era difícilmente de sostener por más tiempo que en España haya presos que tiene más o menos derechos según la fecha en la que fueron condenados (que es exactamente esto lo que se toca, igualar los derechos de todos los presos; los condenados ahora y los condenados hace veinte años, sean etarras o no).
"Espectáculos humillantes como el de hoy sobran. Incluso para sobreactuar hay límites": Aimar Bretos, sobre la estrategia del PP con las víctimas de ETA
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Incluso el PP podía haber insistido en la tesis de que se la colaron, de que fue error. Podía seguir pidiendo perdón, podía haber recriminado al Gobierno que haya tramitado el punto más controvertido de esta reforma casi de pasada, como una enmienda de Sumar. E incluso, ya puestos, el PP podía haber planteado un debate serio sobre la supuesta necesidad de mantener una legislación excepcional con motivos antiterroristas, a pesar de que hace ya década y media que no hay terrorismo en España. Tampoco habría por donde cogerlo jurídicamente, pero el PP podía haberse puesto a defenderlo en un debate maduro.
Cualquiera de esas opciones habría sido mucho más digna que la escapada populista en la que han entrado Feijóo y los suyos para intentar hacerse perdonar por los sectores más duros, tratando de fijar el mensaje de que poco más o menos Pedro Sánchez va a sacar él con sus manos a Txapote y Kantauri de la cárcel por puro gusto.
Que iban a tirar por ahí ha quedado claro ya desde el momento en que han decidido que era buena idea cortar la intervención del presidente en una comparecencia específica sobre inmigración que ellos mismos habían solicitado. Los diputados del PP han cortado esa intervención para aplaudir la llegada de Marimar Blanco, que es senadora del PP, que ha entrado en la cámara media hora tarde, en el momento perfecto para interrumpir el debate. La han sentado ahí al lado de Feijóo en primera fila, en una coreografía absolutamente prediseñada, y en una instrumentalización tan impúdica que cuesta entender que la propia Marimar Blanco se siga prestando a ello.
A partir de ahí, ya estaba clara la estrategia que iba a desplegar el PP.
Núñez Feijóo: Y señorías del PSOE, si no retiran la ley ya pueden disfrutar de esta victoria miserable, pero no vuelvan a dar lecciones. Ahí se quedan para siempre con el aplauso de Otegi, de Txapote y de los demás. Quédenselos, señoría.
Incluso cuando la presidenta del Congreso le ha recordado que llevaba más de cinco minutos hablando de ETA en un debate sobre inmigración.
Francina Armengol: Yo le he dejado hacer todas las digresiones necesarias, pero la comparecencia que ha pedido su grupo parlamentario es sobre inmigración y en base al artículo 102 del reglamento , todos tenemos que aplicarnos el reglamento.
Ahí Feijoo ha marcado el tono que después han seguido todos sus portavoces.
El Presidente habló sin límite de tiempo sobre la dignidad de las personas que entran en España. Yo tengo derecho a hablar de la dignidad de los españoles asesinados por ETA. Tengo derecho y lo voy a hacer.
Por lo tanto, el tono estaba fijado. Y todos detrás.
Cayetana Álvarez de Toledo: Nosotros cometimos un gravísimo error, que no alteraba el resultado de la votación, y por el que pedimos perdón. Usted, señor Bolaños, cometió un crimen. Un crimen político, jurídico y moral del que no se arrepiente y que no piensa corregir, siendo el único que puede.
El ataque ha sido el mismo por parte de todos los populares; lo que iba cambiando era la forma de justificar por qué ellos han estado seis meses votando a favor de la reforma durante toda la tramitación. Ahí el más creativo ha sido Elías Bendodo.
¿Nuestro error cuál ha sido? No saber que el mal nunca descansa. Esa es la realidad. Y ustedes han colado esto por la puerta de atrás porque les daba vergüenza hacerlo público.
Ha llegado a acusar al Gobierno de "arrastrar la dignidad de las víctimas". Y ha dado un paso que hasta ahora el equipo de Feijóo no había dado. Ayuso sí, pero ellos no. El de sostener que ETA es ahora más poderosa que nunca.
ETA no mata. Pero ETA manda más que nunca.
Y cuando parecía que el PP ya no podía llegar más lejos hoy, ahí ha aparecido Miguel Tellado.
Estos son los doce cargos socialistas asesinados por ETA. ¿De verdad que usted va a ser capaz de mirar a los ojos a las familias de estos cargos socialistas y explicarles que seis votos para los presupuestos merecen la pena?
Y se ha puesto a mostrar y agitar un fotomontaje con las caras de los socialistas asesinados. Y se ha dedicado a subirlo y bajarlo según si le enfocaba o no la cámara. Sosteniéndolo en alto cuando cuando hablaba un ministro delante de él, para que le enfocara bien la cámara.
El PP tiene todo el derecho a ser lo duro que quiera con el Gobierno en su tarea de oposición. Pero espectáculos humillantes como los de hoy sobran. Porque incluso para sobreactuar políticamente hay límites. Y uno de ellos es no banalizar así el dolor para intentar tapar su propia chapuza política.