Niño-Becerra nunca se ha dirigido de forma tan clara a los españoles: "Hay que manifestarse"

El mercado inmobiliario español ha experimentado importantes transformaciones en los últimos cinco años, impulsadas por una creciente demanda y una oferta cada vez más limitada. Según el último informe del portal inmobiliario Idealista, la oferta de alquiler a largo plazo ha caído un 33% en este período, mientras que los alquileres de temporada, como los vacacionales o por motivos laborales, se han disparado un 232%. Este tipo de arrendamientos temporales, destinados a estancias concretas, como temporadas de trabajo, docentes o vacacionales, ya representan el 14% del total de la oferta. Esta tendencia responde a una lógica económica que los propietarios han aprovechado, tal como señala el economista Santiago Niño-Becerra, que ha explicado este fenómeno en esta nueva edición de La Ventana de los Números. «Estamos en el sistema capitalista y el que manda es el mercado. El problema de la vivienda reside en que la oferta es muy inferior a la demanda. Por tanto, la demanda está dispuesta o forzada a aceptar lo que le den», ha comenzado el economista. «La oferta de bienes de ahora es muy superior a la de los años cincuenta. Los frigoríficos eran de hielo. No había televisores. En cuanto a los coches, la lista de espera era larguísima. Solo se iban de vacaciones los ricos. Al ser muy reducida la oferta de bienes, un camarero podía optar a pagar un alquiler o adquirir una vivienda. La oferta ahora es enorme y el gasto se diversifica. Por ejemplo, los españoles prefieren gastarse el dinero ahora en bares, restaurantes y vacaciones, aumentando el gasto alrededor del 20%. El de los bienes duraderos se ha reducido. En poder adquisitivo, un camarero no ganaba mucho más que hoy», ha dicho Niño-Becerra sobre las diferencias entre la actualidad y el siglo XX en España. Santiago Niño-Becerra ha asegurado que hoy en día se protesta poco. «No hay una contestación social. Esto parará cuando la oferta se dé cuenta de que la demanda no puede pagar más. Un señor sueco me decía que los españoles tenemos un problema: gritamos mucho, pero protestamos poco. En 1931, en Barcelona, hubo una huelga de inquilinos». A este respecto, el Sindicato de Inquilinos ha organizado una manifestación el 13 de octubre para protestar ante el problema de los precios de los alquileres. Esta manifestación va a intentar emular a la mencionada por Niño-Becerra de 1931. Ante la crisis de la vivienda, una de las alternativas que se está explorando es la construcción mediante impresoras 3D, un sistema que podría revolucionar el sector. Según Niño-Becerra, esta técnica tiene el potencial de reducir los plazos de edificación hasta en un 70%, y abaratar los costes en un 30%. «Es el futuro. Significa que existirán métodos y sistemas para construir más rápido y barato. Ha de haber voluntad y presupuesto para ello», ha explicado. Aunque en países como Estados Unidos ya se están viendo avances significativos, en España el uso de esta tecnología está aún en fases muy tempranas, ya que depende de la incorporación de grúas robóticas y otros avances logísticos que todavía se están desarrollando. El economista también ha apuntado que, como ocurre con otros procesos tecnológicos, el abaratamiento de costes llegará con el tiempo, pero también habrá consecuencias, como la potencial pérdida de empleo para los profesionales del sector que podrían ser sustituidos por sistemas automatizados. Ha explicado cómo hace meses está funcionando una línea de transporte entre Phoenix y Tuckson sin chófer. «Es un camión que se conduce autónomo. En Las Vegas y San Francisco ya operan coches sin conductor. En tecnología, el primer programa que se usa es mega carísimo. Después todo son copias que se van replicando. Eso sí, yo aún no me subiría a un taxi sin conductor».

Niño-Becerra nunca se ha dirigido de forma tan clara a los españoles: "Hay que manifestarse"

Hablamos con nuestro economista de cabecera, Santiago Niño-Becerra, sobre el estado actual de la vivienda en España, donde la oferta de alquiler de larga estancia ha caído un 33 % en cinco años, mientras que la de temporada se triplica

Álvaro García-Dotor

Webs de PRISA