Ábalos, PP, cascos azules

Madrid

Pues claro que “no va a haber impunidad”, como ha dicho hoy Pedro Sánchez. Ni de “Koldo”; ni de Ábalos; ni del apuntador. Nadie lo duda, se supone, que para eso están las instituciones del Estado de derecho. Y es verdad también que el partido socialista actuó con “contundencia” cuando saltaron los primeros indicios del caso: pidió el carnet al ex todopoderoso ministro de Fomento, y le excluyó. Por aquí, nada que rascar. Pero lo que está todavía pendiente de explicación es por qué fue destituido antes, en 2021, como ministro y número dos del PSOE, cuando aún no había aflorado el caso. Si el Gobierno practicase la transparencia temprana, en vez de dejar que las cosas se pudran (y seguro que algunas cosas acaban pudriéndose), le iría mejor. Porque la información es un derecho de los ciudadanos. Y porque quien da primero da dos veces y a quien se explica primero, se le entiende el doble.

Si ustedes consideran que este pecado es menor, comparado con los de esta semana del PP, igual tienen razón, aunque no lo borra. Nunca se había visto que nadie enarbolase un cartel de “wanted” con las fotos de dirigentes socialistas asesinados por ETA, entre ellos Ernest Lluch, el campeón del diálogo que lo pagó con su vida. El portavoz ultra de los populares, Miguel Tellado los desenterró, intentó ensuciar su memoria y manipular su militancia. Eso sí que es un “error injustificable”, o peor, pero ese partido no toma ninguna medida en contra, no destituye a los torpes ni a los brutos, Feijóo los avala. Prefiere resucitar a ETA en vez de protestar por el ataque terrorista de Netanyahu a los militares españoles que ejercen meritoriamente como cascos azules en el Líbano. Patriotismo.