Claves para ligar en tanatorios

Hoy nadie se acuerda del Método Montignac, salvo los herederos del señor Montignac, que a estas horas seguramente nos estén escuchando con una piña colada en las Maldivas. Michel Montignac ideó allá por los ochenta un libro, Cómo adelgazar en comidas de negocios, que fascinó a los yuppies de la época y causó consternación en todos aquellos que, tras seguir puntualmente sus indicaciones y tramitar un cochinillo con media botella de Ribera, veían que la báscula seguía sin bajar.

Pero si Montignac importa fue por ser pionero de la cruzada de automejora que guía nuestra época. Ya lo saben. Haz lo que quieras, pero sé el mejor en lo que hagas. Aumenta tu productividad con este sencillo truco. Los cinco ejercicios que te convertirán en el mejor amante de tu comunidad autónoma. Sí, es la retórica de nuestro tiempo. Claves para ligar en tanatorios. Cómo conseguir un aumento sin recurrir a la amenaza.

A veces tanta tensión moral se hace cuesta arriba. Y ayer, mientras despedíamos a un héroe como Nadal, me dio por pensar con cariño en esa abrumadora parte de la humanidad a la que le pesa un poco el culo y que, en materia de Grand Slam, no va a ganar ni el de Morata de Tajuña.

Pensé en la sabiduría de quienes han construido su vida en torno al lema “ande yo caliente”, partidarios perpetuos del ciento volando, aunque solo sea por no levantarnos del sillón. Está muy bien que haya gente perfecta, siquiera sea porque así al resto nos descargan del deber de serlo. Los clásicos lo llamaban dorada medianía, quizá porque sabían que hay algo más humano en reírse con un cinco raspado que en fustigarse con un nueve.