¿Cuánto se pagó a Bárbara Rey por su silencio sobre el rey? ¿De dónde salió ese dinero?

Madrid

Los audios entre el rey emérito y Bárbara Rey que se están dando a conocer estos días dejan al descubierto varios interrogantes. Desde el papel de Juan Carlos I en el 23-F hasta su inquietud por el auge republicano dentro de la izquierda, pasando por el papel que jugó el CESID, antiguo servicio de inteligencia español, en esos encuentros y el dinero que se le pagó a ella por su silencio.

Las grabaciones de Bárbara Rey empezaron en los años 90 y terminan en 1997, cuando la vedette habla con "un emisario" del que no se da la identidad al que le cuenta que teme por su vida y hablaba así del rey: "Él está en deuda conmigo. Porque no lo he sido nunca pero de serlo, como puta voy a ser la más cara del mundo, porque le puede costar todo, la corona", le decía.

A partir de ahí comienza otra historia: la del dinero, la de los maletines, de los robos... y entran en escena los servicios secretos para escribir el episodio sobre ese presunto chantaje al rey. No hay una cifra oficial del dinero que el CESID pagó a Bárbara Rey porque no se dejó huella documental y, la que hay (la que se cita habitualmente) es un cuaderno manuscrito del entonces director del CESID, el teniente general Manglano, donde recoge el pago de 600 millones de pesetas, pero como nos matizan fuentes del antiguo CESID, que lo escribiese no certifica que se pagara íntegramente esa cantidad, por eso estas fuentes mantienen que fue mucho menos: fueron cientos de millones pero no se llegó a los 600.

Esas mismas fuentes también matizan otro error histórico. El dinero pagado mensualmente por el CESID a Bárbara Rey no salía de los fondos reservados como siempre se dijo, sino de una caja secreta del CESID. Una caja con fondos procedentes de las empresas pantallas que tenía el propio servicio de inteligencia español bajo su control, empresas muy rentables que daban ingresos cuantiosos de los que tiraban los espías para gastos injustificables.

Estas empresas pantallas desaparecieron. El CESID tuvo que deshacerse de estas empresas pantalla porque Hacienda empezó a perfeccionar su sistema de control, acotaban cada vez mejor sus inspecciones y existía un riesgo real de que acabasen destapando ese entramado. Por eso, a finales de los 90, el antiguo CNI soltó lastre y se deshizo de todas ellas.

Es impensable que algo parecido ocurriera ahora porque el actual CNI tiene todo tipo de controles: legislativos (comisión de secretos oficiales), político (la directiva de inteligencia del Gobierno que les marca la hoja de ruta de sus actuaciones), judiciales (actúan siempre bajo autorización del Supremo) y tiene su propia ley (la que ahora quieren reformar con el acuerdo pactado con el PNV).

La razón que esgrimió el entonces director del CESID, Emilio Manglano, fue la proteger al jefe del Estado. Entendió de forma equivocada que proteger al jefe del Estado era una garantía de estabilidad nacional y ese fue el motivo por el que ordenó al CESID encubrir al rey emérito. Llegó un punto de no retorno en el que Manglano accedió a todo con tal de permanecer en el puesto de forma indefinida. En el pasado los directores del CESID no tenían límite de mandato pero en la actualidad no pueden superar los 5 años.

Felipe González y Alfonso Guerra evitan pronunciarse

Felipe González y Alfonso Guerra estuvieron este jueves en el programa Espejo Público y, entre otras cuestiones, la presentadora, Susanna Griso, les preguntó sobre los audios. "Hay programas que se dedican a salvar el mundo. No creo que sea propio de un programa como este", intentó zanjar Guerra.

En la misma línea, González intentó restar importancia al tema y esquivó la pregunta: "En mi caso no es verdad, pero es que no voy a entrar en esos temas, no es serio. Por favor, hay un huracán destruyendo el mundo, hay una guerra en Ucrania, hay un tipo que ha perdido las elecciones en Venezuela y no quiere entregar el poder y una guerra en Oriente Medio devastadora, ¿nosotros vamos a estar perdiendo el tiempo —tenga mayor o menor importancia— en chismografía? Yo no, desde luego", se respondía a sí mismo.