Dos ucranianos cuentan cómo es la vida de los trabajadores entre bombas
Olesia Briazgunova y Vasyl Andreyev son dos sindicalistas que representan a todos los trabajadores del país, que tienen que ir a trabajar con miedo a morir asesinados.
Dos ucranianos cuentan cómo es la vida de los trabajadores entre bombas
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Madrid
Imagina que tienes que ir a trabajar, con miedo a que un avión bombardee tu ciudad sin previo aviso. Ese es el día a día de millones de ucranianos que viven con miedo a ser asesinados. Hablamos con la sindicalista Olesia Briazgunova de como la situación ha empeorado tras los ataques rusos a centrales eléctricas y energéticas, especialmente los de los últimos meses.
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Se estima que más de la mitad de las centrales del país han sido destruidas o están muy dañadas, desde el inicio de la guerra en 2022. Esta técnica de Putin, busca sumir a Ucrania en la oscuridad, especialmente ahora con la llegada del invierno, y privarles de luz y calefacción. Algo que la ONU denunció en septiembre, viola el derecho humanitario.
Pero a pesar de todo, Briazgunova asegura que los trabajadores resisten, que siguen yendo a trabajar por la economía del país, y en general para vivir. Uno de los ataques aéreos que nos ha descrito Briazgunova afectó a una mina, que dejó bajo tierra a decenas de trabajadores, sin electricidad, sin energía, y sin posibilidad de salir durante horas. En situaciones de emergencia, la mayoría de los lugares de trabajo tienen refugios, pero no siempre pueden dejar sus puestos, como nos cuenta el compañero de Briazgunova, Vasyl Andreyev.
La falta de hombres deriva en un aumento de mujere en la industria de la construcción
En un vídeo grabado del ataque ruso a un hospital infantil ucraniano en julio, Andreyev nos cuenta que se ve a un grupo de médicos operando el corazón de un niño, mientras todo se está destruyendo a su alrededor. Hay incluso áreas que están contaminadas por las bombas, y muchos agricultores no pueden trabajar en sus campos porque el aire es irrespirable.
Son muchos los trabajadores corrientes que deciden unirse a la guerra para defender a su país, y recuperar los territorios ocupados. Por esta falta de hombres, más mujeres se han unido a la industria de la construcción o del acero, en puestos donde estaban ellos y ahora se han quedado vacíos. De hecho, muchas mujeres tienen hasta tres trabajos, o tres turnos, incluidos voluntariados humanitarios para ayudar a los heridos y soldados.
A pesar de todo, Andreyev y Briazgunova, hablan de forma de resistencia y de lucha diaria. Ir a trabajar, en su manera de reivindicar que siguen vivos, y que no se rendirán ante Rusia. Nos dice Andreyev, que sobre el 20% de los ucranianos están fuera del país, y esperan que cuando la guerra acabe, al menos la mitad, vuelvan a casa, a través de proyectos de empresas nacionales e internacionales, y con el apoyo económico de Europa.