Hora 25Íbamos a salir mejores, pero...
Opinión

Inés Hernand, sobre la crisis de los alquileres: "La Ley de Vivienda es la nada, como el libro de Carmen Laforet"

No hay que hacer la vida más insuficiente a la gente todavía con una presión, fruto de la avaricia y la ruindad

Madrid

Ayer domingo, ya sabéis que se bloquearon las principales arterias de la capital, pues para reclamar un alquiler justo y estable. Qué caprichosos son estos jovencitos, que ahí les tenemos, hasta los casi treinta y un años de media en casa de sus padres chupando del bote. No, pues, pagando el 90% de su salario neto en un alquiler. El sindicato de inquilinas de Madrid, capitaneado por Valeria Racu, entre otras caras jóvenes visibles, ha reclamado que se regulen los precios de los alquileres, que se paralicen los desahucios y que aumente el parque de vivienda público. Esta promete, pues, ser la primera de diversas movilizaciones, incluso a nivel estatal.

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Estamos hartas. Así te lo voy a decir. Voy a aprovecharlo, aprovechar la oportunidad de recordar a todos los que nos escuchan que la actual Ley de Vivienda se ha peleado durante más de una década y es la nada, como el libro de Carmen Laforet. Ya sabéis cómo funcionan las principales competencias, las más importantes en el mapa nacional. La sanidad, la educación y la vivienda se las queda, según el artículo ciento cuarenta y ocho de la Constitución, bajo la aplicación y ejecución de unas comunidades autónomas que, dibujado así en un mapa nacional, pues lo domina el PP.

Tener que confiar que el mercado lo resuelva todo es elegir literalmente la caja en un concurso de tele de por la tarde. Sin ir más lejos, Isabel Díaz Ayuso dijo en la Asamblea que iba a construir 2.000 viviendas y no se ha cumplido. Qué pocas consecuencias tienen las falsas promesas, ¿verdad? Pregúntaselo a tu ex.

Ahora mismo, entrar en cualquier aplicación de alquiler en una gran ciudad y encontrar una casa es lo más parecido a encontrar el amor en una aplicación de ligar. Están, en general, las aplicaciones de bienes de primera necesidad fatal, O sea, os lo digo, el alquiler en grandes ciudades está viviendo una real situación de urgencia con un escaso parqué inmobiliario y muy poquitas ganas de meter mano en el asunto. Los vi. Precios absolutamente desorbitados, en los que incluso aquí en Madrid tenemos más de 150.000 viviendas vacías. Distópico, ¿verdad?

La película viene realmente cuando dejamos en manos de los fondos buitre como Blackstone que te digan dónde vas a vivir, no dónde necesitas. Un mercado de alquiler sin regular en una ciudad como Madrid se traduce en la criada, donde nos veremos expulsados del centro a barrios periféricos, y estos, así mismos, a, pues, municipios. Los barrios más periféricos. Correcto, municipios limítrofes, afectando así en cascada toda tu vida, reduciendo tu vida a la doctrina cristiana, el valle de lágrimas, que solo podremos dejar atrás cuando abandonemos el mundo de los mortales. Sin garantías de lo siguiente, honestamente, nos vamos a tener que negar a que sea así.

Si eres inquilino, quizá tenemos que dejar de reforzar esa jerarquía de poder en la que te dan sudores fríos cuando llamas a un casero que tiene obligación de repararte una ducha rota o sustituir una lavadora del siglo pasado con miedo, con ese miedo a despertar a la bestia porque te vaya a subir el alquiler. Quizás si eres casero, también hayas utilizado la frase “vivir de las rentas” y toca mirar un poquito, pues lo que está pasando. Así que espero que estés apostando mejor por la de creer que la persona o personas que tienes en tu casa son honrados y que también transita situaciones diversas, como en todas las vidas, pues despidos, bajas laborales, accidentes, rupturas y que, por lo tanto, no hay que hacer la vida más insuficiente a la gente todavía con una presión fruto de la avaricia y la ruina. No queremos vivir lo más cercano a secuestros pagando. Necesitamos, como tal, dignidad en todos los campos de nuestra vida y vamos a salir mejores, pero nos cambiaron la cerradura de la dignidad.

 
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