"Los problemas que me interesan a mí narrativamente no funcionan en el mundo actual": Pérez-Reverte presenta su nueva novela 'La isla de la mujer dormida'

Madrid

Abril de 1937. Miguel Jordán, un marino mercante español de 34 años, es un hombre alto con aspecto de vikingo y de pocas palabras. Jordán es enviado por el bando sublevado al mar Egeo con una misión clandestina: atacar el tráfico naval que suministra ayuda militar desde la Unión Soviética a la República Española. Este es el argumento de 'La Isla de la mujer dormida', la última novela de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), publicada por la editorial Alfaguara que llegó a las librerías el 8 de octubre.

Pérez-Reverte combina en esta obra elementos históricos con una trama ficticia. La novela contiene la guerra, el mar, corsarios, espías, una historia de amor... pero, por encima de todo ello, es una novela de aventuras, como ha explicado en La Ventana. El autor ha confesado que no se siente cómodo escribiendo sobre el presente y por eso recurre a escenarios del pasado. "Javier Marías y yo lo hablábamos. Los problemas que me interesan narrativamente no funcionan ahora. No funcionan con el mundo actual, con la manera actual de vivir. Prefiero irme allí porque las respuestas están más claras y todo está mucho más definitivo. No quiero teléfonos móviles en mis novelas", ha explicado.

La obra se basa en el tráfico de mercancías y la ayuda militar desde la URSS a España, con barcos que atravesaban el Egeo y que terminaban siendo abordados por los italianos y los nacionales. El mar, omnipresente en la obra de Pérez-Reverte, juega un papel fundamental en esta historia, pues pretende transmitir el respeto y el temor que inspira el océano a través de sus personajes, creando una atmósfera de tensión y aventura rodeada por el agua.

"El mar produce una saludable incertidumbre. En el mar te das cuenta de que el mundo es un lugar hostil. Produce un miedo continuo que te mantiene vivo. El mar me devuelve cosas que perdí, porque te obliga a ponerte a prueba constantemente. Si he soportado este temporal, soy buen marinero. Te devuelve la estima que pierdes con los años", ha explicado el otrora reportero de guerra.

La novela presenta una galería de personajes muy 'revertianos', entre los que destaca el matrimonio infeliz formado por Lena y Pantelis Katelios. "Mis personajes femeninos siempre son fuertes. Esta vez quería una mujer derrotada, que es un espectáculo muy intenso porque ella sabe que no hay retaguardia. Solamente le queda vengarse del hombre que la puso en esa situación", ha dicho Pérez-Reverte sobre el personaje de Lena.

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Otro elemento intrigante de la trama es la relación entre dos espías de bandos contrarios: Pepe Ordovás, del bando nacional, y Salvador Loncar, del republicano. Ambos, desplazados en Estambul para vigilar el tráfico de armas, comparten una amistad basada en su pasión por el ajedrez, añadiendo una capa de complejidad moral a la narrativa. "En este momento, la única manera de mirar a España es de lejos", ha escrito el autor. Ambos personajes representan esa división fraternal de la contienda española durante la Guerra Civil.

Sobre esta subtrama, ha aclarado que era una novela en sí misma, pero que la insertó finalmente en esta. "Mis novelas se mueven en las gamas de grises, no hay blancos o negros. Cuando estás seguro de que tu causa es la buena, todo es muy fácil. Puedes luchar, matar, odiar o señalar. Cuando no lo tienes muy claro, todo es más interesante, complejo. Hablar con el adversario, que es amigo y enemigo me interesaba mucho", ha asegurado.